SOMBRAS
Por la senda impracticable de
esa metrópoli que se derretía al son de un asesinato, redondeando un círculo
vicioso que había creado la existencia de seres habituados al olvido. En esa
maraña de calles infranqueables y asfalto derretido, había un tono decadente,
lánguido, conductor de vidas paralelas que no se reconocían en el choque.
Otra mañana más, una
cualquiera, apareció como salido de la nada, torneando la zona paralela de un
escenario rocambolesco, una sombra amenazadora, adquiriendo forma de pájaro,
sobrevolando el escenario de muerte y desolación que se había creado de forma
aleatoria entre idas y venidas de personajes indefinidos, escondidos,
protegidos por un silencio mudo que les dotaba de un poder sobrehumano.
Agazapados en la negrura de la
noche, constituían un poder extraordinario de difícil combate; inaccesibles a
un olvido redentor, quebrando así cualquier intento de liberación.
El amanecer pondría al
descubierto todos los misterios ocultos del crepúsculo. Una vez más, el sol
saldría para todos, desenmascarando las sombras de la noche.
«La
luna le ha comprado
pinturas
a la Muerte.
En
esta noche turbia
¡está
la luna loca!
Yo
mientras tanto pongo
en
mi pecho sombrío
una
feria sin músicas
con
las tiendas de sombra».
—Federico García Lorca—
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