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MALÉFICAS TILDES

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Hay tildes clavadas en el tú de tu iniquidad enfermiza,  De un quizá en el que aquel día   intentabas acentuar una personalidad equidistante de la tuya. Hay tildes venidas a menos desde que tú las usas. Hay tildes para ti que no significan nada. Hay tildes en ti que se tildan cobardes a mano alzada. Hay tildes sin dueño.  Hay tildes capaces de acentuar tu alma. «Acentúo mis tildes a pluma levantada dejando un rastro de puntos suspensivos...»  

ATRICIÓN

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  El canto del gallo anunciaba el momento en el que, como cada mañana,   la primera encomienda hecha a su mayordomo era   la de lustrarle la conciencia. La quería resplandeciente, no fuera a enmohecerse por falta de uso. #Microrrelatando   consuelopérezgómez®

CALEIDOSCOPIO

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  Aquel día de amanecida gris perla agarró su copa sujetándola entre el pulgar el índice y el corazón y brindó por el sol batido en retirada. Y pensó que sus días al sol eran cosa del pasado. Y pensó que quizá el exceso de sol había hecho tal mella en ella que había conseguido anular otras capacidades elevándola a la senda desde la que descubrir otros astros. Y pensó que aquel vino llevaba inoculado el saber en su sabor de lo empíricamente aprendido. Y saboreó el amargo dulzor sentada al albor del día gris perla que parecía acercarse con una ración de escarcha.

HISTORIA DE UN CALCETÍN

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Llevaba más de cinco horas atado a la butaca de aquel pájaro volador. A su lado un tipo que parecía huido de un frenopático y, de cuya boca salía una frase cual mantra repetitivo que, acabaría volviéndole loco.  De su bolsa de viaje sacó una cajita con unos tapones de silicona para los oídos. Con ellos incrustados en el conducto auditivo seguía escuchando a su neurótico vecino. «Diez horas por delante de vuelo hasta alcanzar mi destino. Si esto no cesa creo que el que acabará en un manicomio seré yo». —Pensó Feliciano. Trabajo costó conseguir que el individuo encogiera sus piernas permitiendo con ello a Feliciano alcanzar el pasillo con la excusa de ir al baño. Una vez lejos de su asiento se dirigió a la zona de las azafatas: —Señorita por favor, le rogaría de rodillas si fuera necesario que, me consiguiera otro asiento. No puedo más con mi vecino, ¡Voy a enloquecer! La faz de la tripulante de cabina se contrajo en una mueca que a todas luces trataba de disimular la carcajada

LOS PIES DESCALZOS DE ALMA

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  Camina descalza. Sus displicentes pies no sienten el relente sobre el que se desliza. Su ablandada alma hecha de retazos de hielo deplora el frío de otro tiempo mientras aparta la idea glacial en su desplazamiento. La pista helada no resbala. Se desliza sin esfuerzo. El circuito helado refleja como un espejo otras vidas que, se escabullen a través de la niebla. No fue un sueño. Alguna vez soñó que flotaba dos pies más arriba del suelo. No fue un sueño. La niebla cubría aquella realidad soñada. Soñaba dentro de un sueño. Sus pies se elevaban un par de pulgadas por encima de la espejada superficie.  Detrás de la cortina opaca esperaba sentado en su poltrona un sol redentor. No fue un sueño.   

RÉQUIEM DE OTOÑO

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Noviembre cubre de réquiems la tierra con su alfombra de  hojarasca. Cada hoja marchita anuncia que, tras la impronta que va dejando el olvido de los pasos gravados en la tierra acecha en sosegada espera la primavera. Réquiem del agua que ahora brota cantarina con sus saltos al vacío. Réquiem de la música que nace de la hoja desprendida del dueño que la mantuvo durante dos estaciones y que no pudo retener. Réquiem que resuena tras los pasos que avanzan sobre la hojarasca. Réquiem por un noviembre cual canto premonitorio del verde que ha de venir y al que le seguirán otros réquiems cargados de esperanza. 

OLOR A OLVIDO

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  Inesperadamente por el ventanal abierto se cuela un olor conocido y olvidado. El olor que destilaba el agua donde mi madre iba mojando el peine con el que engarzaba mi pelo, organizando la trama de mis apretadas trenzas. Volver a través de olores perdidos. Volver a la niñez. Sentir que había unos brazos confiables donde dejar depositados todo el mal de las sombras que poblaban tu mundo interior. Sentir la seguridad que desde esa posición nada malo podía ocurrir. Sentir que el tiempo y el olvido se llevaron todo sentimiento de seguridad de aquel confortable nido, vacío hoy, lleno de un insondable vacío que, un día el abrazo, el más desinteresado abrazo desapareció entre la nube de recuerdos que, de cuando en cuando, se acercan para recordarte la protección que tuviste un día. Madre.  

REDENTORA LLUVIA #MICRORRELATO

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  Esperó el momento en el que la lluvia lavara cualquier vestigio de demora en la ausencia de su indómita sequedad. Lluvia seca que cala y borra el pasado brusco y húmedo que, en su día, inundó la tierra yerma del hoy. 

LA QUIETUD DE LAS AGUAS PROFUNDAS

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  Agarrada a la fría roca como si quisiera en el abrazo fundirse en la frialdad de la piedra; cierra los ojos, se tapa los oídos, no quiere escuchar el canto quedo que, desde la profundidad de las aguas reclama su adhesión. Al horizonte se alza el baile de nubes pendencieras, alborotadoras, escandalosas nubes, entre abrazando huecos desairados, provocando con su algarabía torrentes de agua. Desde su quieta hondura las aguas inician silenciosas una danza de seducción, que, como avezado amante consigue conquistar la otrora dura piedra consiguiendo así que se diluya en insondable abrazo. Quietud, silencio en la líquida profundidad.

A DESHORA

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  Es ahora, Es la hora del ahora, Es el ahora de siempre, Es un ahora pasado, Es un presente de ahoras. El tiempo cuida los ahoras como el pájaro su nido, Custodio de los relojes retrasadores de ahoras Como si el mirar no fuese el ahora de un presente convertido en pasado al girar de las manecillas del tictac que, desde ahora, ha de sonar en todos los venideros ahoras. Se esconde y desaparece, pero, el ahora , vuelve impenitentemente a vindicar su consuetudinario lugar. El reloj es su hábitat, su nido y, el de tantos ahoras como el devenir le otorgue  por más que sea a deshora.

PEPITA LA DE LOS PALOTES

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Llevaba media vida dándole al palote…a los palotes que formaban esas dos varillas de metal terminadas en punta que, en cada intersección, iban componiendo un tejido en muchas ocasiones de dudoso gusto y peor función. Las mal llamadas agujas, inventadas para elaborar prendas dispares y en muchas ocasiones anodinas, cuando no horrendas que, una vez terminadas acaban en algún rincón de la casa donde nunca nadie volvería a tropezarse con ellas pasando al más recalcitrante de los olvidos. En fin que, el tiempo en este caso se podría decir que era perdido, o quizá no, en cuanto servía a la hacedora para encubrir otros males mayores a la vez que alejaba su mente de situaciones que convenían ser olvidadas. Pepita La De Los Palotes iba cada sábado y domingo a la sesión doble de las cuatro en el cine de su pueblo. Sabía tan de memoria los diálogos que bien hubiera podido doblar la peli; tanto era así que, tejía y tejía sin perder ripio ni de la peli ni de su labor, ambas tediosas por demás

ESTRUENDOSO SILENCIO

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  El mundo, mudo. Los últimos ruidos metálicos habían arrasado la escasa parcela de tierra viva que quedaba. Una paloma se coló por el tragaluz; sentándose en la hamaca, coronó su cabeza, era la reina de un reino que ya nadie le arrebataría.

LOS PARADIGMÁTICOS ASIENTOS COMPARTIDOS

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  Sobre el escenario a merced de dos focos que proyectan su haz de luz sobre ellas, aparecen inclinadas hacia el cometido para el que fueron diseñadas dos sillas de madera de pino, rústicas, aparentemente sencillas pese a la misión que de ellas ha de derivarse. El muro se niega a ser cómplice y ofrece su lienzo como espejo del haz de luz; rehúsa proyectar la sombra de los asientos. Dirigidos desde la sombra una voz en off guía a los futuros ocupantes de sendos tronos. El primero se acerca temblando mientras va ganando los peldaños que le llevan hacia el que con toda probabilidad será su último asiento. El segundo avanza con la cara iluminada por una sonrisa de resignación traída quizá por azar o para ser precisos por acontecimientos que, el universo intenta en unos casos ordenar, desordenar en otros, sobre el puzle diabólico de la absurda trama que les ha trasladado hasta este proscenio. Cuarenta años ya desde el día en el que sonaran las trompetas anunciadoras de una paz de pa

SOMBRAS DE UN PASADO PRESENTE

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    El mar robando su causa a los espejos trae la rémora del pasado reflejando en su alfombra sombras que se diluyen entre la sal del recuerdo y la arena del ahora. Fuimos, luego somos.

EL INFINITO RAÍL DE LOS SUEÑOS

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  El tren en tránsito por su carretera de metal fue depositando uno a uno la pesada losa que en origen le fue asignada. Su misión era cargar con aquel lastre del que iría deshaciéndose a lo largo del camino. Llegaba a su destino con la liviandad del único pasajero que en duermevela sueña con un venturoso azar depositario de su vida en el lugar siempre soñado por él. Suena un largo pitido anunciando la llegada…final del túnel… Tu publicación  El Infinito Raíl De Los Sueños  ha llegado a la Portada de Bloguers.net! 

AL CALOR DE LA FRIALDAD #MICROCUENTO

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Fue en ese instante cuando tomó conciencia de los sucesos de la noche anterior. El espíritu de Luciano amaneció colgado y congelado, mientras, ella jamás volvería a sentir el provocador frío de la indiferencia.

CHUCHES

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  De cuando el tiempo era eso: tiempo; y no corría como si fuera a ganar una maratón que es lo que hace ahora.  Esperaba la paga del domingo como en la actualidad se espera un chaparrón que riegue la tierra seca. Con los cinco duros en mano me sentía reina en mi propio reino. El chicle bazooca con tres plataformas que casi no cabía en mi boca de piñón, pero con el que se hacían unas pompas gigantescas que terminaban explotando cubriendo como una máscara aquella cara todavía intacta de señales…tardes de domingo, de chicle, pipas, regaliz ¡Cómo me gustaba el regaliz! Sentadas en corro observando o contando los tesoros de cada quién echábamos media tarde hasta acabar con casi la totalidad del cargamento. En esto como en todo siempre había suertudas y desdichadas; en lo del repartimiento de riquezas ya se sabe, ¡El universo es un patán! A veces llega un olor que recuerda un tiempo en el que ahora, desde la lejanía, sentimos como dichoso, pero que estuvo plagado de claroscuros que

SIN RETORNO #MICRORRELATO

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  Las soñadas vacaciones incluían billete de ida y vuelta. La ida hacia unas vacaciones infinitas esperaba a la vuelta de la esquina.  El revisor de boletos permanecía agazapado tras el cantón, troqueladora a punto, cual justiciera, cercenando los sueños de mar y sol convertidos ahora en sombras. Maletas deshechas en un escenario para el que en origen no fueron llenadas. Un destino inesperado. El mar fue otro.     *Post inspirado en: «Les photographes de nos vacances: Robert Doisneau»

EL HACEDOR DE LÍNEAS

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  El hacedor de líneas encargado de dibujar la historia no contada. La mujer observa lo rudimentario de la obra y elabora para sí un plan capaz de perfeccionar los hilos deshilachados.  Al volver la cabeza para tantear la posibilidad de que alguien está siguiendo tus pasos podrás constatar que, la sombra que se proyecta sobre tu ser será con toda probabilidad tu fagocitadora… Una piedra tras de ti no es buena compañera de aventuras. Al final, la única intrépida aquí será ella, mientras, tú quedaras aplastado por tu incapacidad hacia los pronósticos reservados. Quizá la cotización de « saber algo» vaya por los derroteros de capa caída, pese a todo deberías mirar tu espalda en un espejo, estos, tienen más información de la que te imaginas, convertidores en más de una ocasión de historias que parecían, pero no eran, que no eran lo que parecían y que ‘ paDecían’ lo que en un intento de ocultación relucía más que todo el arsenal del Museo del Oro de Bogotá… Entre dudas e inseguridade

OCÉANOS DE CERTEZAS #MICRORRELATO

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En la inmensidad de mi océano solo yo puedo flotar en la balsa de mis pensamientos; ellos conforman el salvavidas que mantiene mi cuerpo a flote, a salvo de piratas mentales. Ensimismado ante un imprevisible horizonte.

CEGUERA #MICRORRELATO

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  La secta dormida. La secta que no mira. La que mira de medio lado. La que no quiere ver. La que acusa a su ojo derecho de lo que ve el izquierdo. La ciega. La sorda. La dormida. La inconsciente. La osada.  La remilgada. La contraída. La que no quiere ver nada…   Religiones del mundo unidas en su ceguera.

FLORES ENTRE LAS MURALLAS

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A la puerta que un día lució un azul cielo le había brotado una erupción de granos grises. La puerta que un día se abría al mundo de los juegos, hoy destapa una atmósfera cenicienta. Cira cada mañana empujaba la enferma puerta y, ésta, al recibir el empuje regalaba a la niña un quejumbroso grito de desconsuelo al no poder ofrecerle ya el paisaje que antaño alumbró una tierra vívida, colorista, esperanzada… Cira corría entre escombros hasta llegar a la muralla que había formado la deflagración causante del desolado e irreconocible escenario creado en los últimos meses. Encaramada en lo alto, paso tras paso iba hilando palabras, palabras llenas de vida, de amor, creando su verso, su esperanzada canción en la creencia de la posible aportación que pudiera engendrar un porvenir blanco, sin ruido, sin balas, sin destrucción…siempre sintió una especial atracción por las alturas, explorando montículos por los que poder trepar… Las piedras que iba pisando se derretían con cada paso de

TEÓDULA Y EL AGUA

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  La ola de tifus se extendía como un fuego atizado por el viento en aquel paraje que, si bien estaba o no olvidado por dios, lo cierto es que había quedado postergado al mundo de los fantasmas. Nadie pasaba por allí desde hacía meses, por lo que los pocos habitantes que aún quedaban iban cayendo como moscas en la miel, en este caso, en la hiel del desamparo más absoluto. Teódula no había pisado más tierra que los cuatro terrones poseídos en aquellos parajes duros y fríos, los cuales sin duda habían contribuido a conformar su carácter introspectivo que, sin llegar a ser hosco llevaba a nuestra amiga a ahorrar hasta en palabras. Teódula saltaba de la cama adelantándose al albor del día, embutía su cuarteado cuerpo en los ropajes heredados de su madre, los cuales amenazaban con abrirse costuras arriba hasta terminar con el último hilo que los sujetaba. Las raídas zapatillas aguardaban cual amo a su lacayo a sus castigados pies con un ritual llevado a cabo cada mañana: primero el dere