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Mostrando entradas de febrero, 2023

VUELO RASANTE #MICRORRELATO

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  Desde la casa que un día abandoné salí a volar desperezando el pinzamiento que los inoportunos cepos mentales habían instalado en mi motor. Alcé el vuelo hacia el infinito dejando libre un horizonte de nubes, abriendo camino al casi siempre futuro imperfecto.

LA PUERTA I

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  Una mañana más intenté hacer todas las cosas estúpidas lo más rápidamente posible, todas esas minucias impuestas por la ley de lo llamado imprescindible, para lograr proyectarme en lo que realidad me importaba. Mi padre y yo tenemos una relación difícil y, en mi precipitación, corro el riesgo de que su obtusa forma de mirar relegue mi condición de hipotético favorito a un sucedáneo envasado al vacío. Anoche mi sueño fue peor que el de hace dos semanas en el que subía a un taxi cuyo conductor no entendía mis indicaciones y me depositaba en un campo baldío sin muestras de vida ni vegetal ni humana, solo un sembrado de cráteres que desprendían un olor nauseabundo. Miré hacia atrás, una cámara grababa cada una  de mis huellas, quise romperla, pero, mis pasos, en el intento de acercarse a ella retrocedían con cada ensayo. Desperté; la sábana húmeda alcahueteaba lo ocurrido en mi habitación durante la noche, muy probablemente creado por el subconsciente que ahora quería florecer para

LA IRRACIONALIDAD DE CUPIDO

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  La irracionalidad de los sueños tiene la paradoja de que al despertar solo queda un poso de desazón, o de alegría, dependiendo del sueño que nos haya arrebatado el espíritu y de la naturaleza del mismo, así como del posible desasosiego en cuestión.  Delfina había pasado la noche soñando con un grupo de cazurros encaramados al banco de piedra que llevaba incrustado en la plaza un siglo, dos, tres…nadie sabía con certeza el tiempo transcurrido desde su emplazamiento; diversas leyendas inducían a pensar que fueron los romanos quienes lo adosaron allí por la era de matusalén. Antes de que esta absurda imagen se implantara en el sueño de Delfina, el grupo, aparecía en la cantina y, entre chato y chato de vino con los cerebelos recalentaós idearon la descabellada apuesta a la que Celestino puso letra: —El primero que descabalgue del banco ha de pedir matrimonio a Delfina. Los mozos se miraron de refilón, bizqueando en un ridículo gesto causado por el vino que llevaban ingerido ent

LA CHARCA MALDITA

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  Desde el infortunado día en que un hechizo lo convirtió en sapo, anduvo en busca de la principesa capaz de devolverle su primigenio estado, una principesa especial sin atisbo de similitud con las que aparecen en las fábulas; a la espera de que el estallido de su hipotético y despampanante beso obrara el milagro.  El mismo maleficio que un día lo convirtió en sapo lo llevó a aquella habitación con la fantasiosa idea de que el beso Principesco trasmutaría su actual anfibiosidad a su antropomórfica naturaleza. Engaño, ensoñaciones. Suele ocurrir que el beso de la principesa equivocada puede enviarte a la charca donde la maldición tomó cuerpo y, de la antropomórfica forma, pases de nuevo a tu paupérrima vida de sapo. El ósculo errado lanzó su efímero cuerpo contra la charca donde todo ocurrió, en la que había permanecido embarrado por siglos.   Allí seguiría antes de volver a intentarlo otras tres mil o cuatro mil ocasiones más con el resultado de: principesas uno, sapo cero.

DESHABITADO GALIMATÍAS

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  El hábito que yo habito vive en mí desde que mis hábitos construyeron mi forma de habitar el mundo.  No hay hábito que pueda transformar la forma de habitar el yo. O quizá construí mi propio hábito cuando hube habitado el hábito de tu habitado habitar. El hábito que habité ya no habita en mí desde que cambié de hábitos cuando la glacial noche se aposentó entre mis pliegues. Mis hábitos, deshabitados y huérfanos, desnudos, aquellos que yo hube habitado, hoy solo son sombra hecha jirones, aquella que un día yo habité.