ABRIL. CUMPLE VIDA
Nací un domingo de abril, puede que este dato sea el origen de mi pasión por la fiesta, a saber, en un pueblo de Castilla. A veces me parece que hace una eternidad, otras, tengo la sensación de que apenas ha pasado el tiempo. Nada hay más relativo que el paso del mismo. Cada década ha ido aportando a este paseo sus enseñanzas, y, en el cambio de cada una de ellas van quedando añoranzas y aprendizajes que hacen de mí una aventurera incansable hasta llegar al presente. Es extraño como a través de los años, sientes —al menos yo así lo experimento— que hay una especie de rejuvenecimiento, como si en lugar de pasar por las primaveras, fueras descumpliendo espacio y tiempo estacional. Es un fenómeno extraño, lo sé, pero esa es mi sensación. Aprendí a planchar las arrugas con la ayuda del sol, —las del alma, que son las que de verdad cuentan—, quizá, porqué a los que tenemos la suerte de nacer en un mes precioso como este, ayuda ese otro agosto en el que fuimos concebidos, y llevamos