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Mostrando entradas de agosto, 2022

FUGA DE EES

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  Ecosistema excitante, esquilmador extraviado, esmerilado exilio, escuálido éxtasis. Embellecido empeño, esculpido extraordinario. Extraño extravío, existencia embarrada, elección estrambótica de color esmeralda.

NUBES

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Las nubes son el abanico del sol; esquilmadoras excitantes de extraviado estilo, exilio esmerilado que embarra cada atardecer con la emoción de encarar el espasmódico comienzo que borra la luna exorcizando la noche.  El abanico de nubes enmarca el añil emborronándolo de blancos, grises o negros como el engaño. Los endiosados paraguas enredados en su esotérico ensimismamiento, invocan estáticos la emoliente bebida que, tímida se niega a inundarlos.  Las nubes escriben su novela, más parecida al cuento que cada noche el abuelo inventa para el niño que fue, que es, que seguirá siendo. El cuento tiene una ventaja inalienable sobre la novela, es tan corto que solo permanece en él, el recuerdo de lo que no fue. Calixto no tenía un pelo de tonto, salió al portón de su casa, miró unos segundos al cielo como implorando una goma borradora de nubes, mientras, decía para sí o para no: «Yo no fui, luego, este cuento se acabó». La monumental tormenta que venía recorriendo el Atlas hasta ll

¡MAMÁ!… ¡SE ME HA QUEDADO AGARROTÁ LA L5!

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Vigilio pasaba la mitad del día pegado a la mirilla de la puerta de calle. Su madre que no entendía esta nueva manía le gritaba desde la cocina: «¡Vigi! ¡Ven a ayudarme a pelar patatas!, pero es que Vigilio tenía una razón de peso, de mucho peso, más que de peso, de una urgencia perentoria como era la del fornicamiento, y si se pasaba media vida de vigía, era, por detectar cuando Adelaida la del tercero derecha subía la escalera para atajar la subida, a fin de cambiar el ascenso de la interfecta por escalación de índole más prosaica. Llegado el momento de la conquista —nada difícil por la clara predisposición que mostraba la del tercero—, allí mismísimo, sin que mediara preámbulo alguno se entregaban en cuerpo, que no en alma, al digno arte del apareamiento… —¡Ayyyyyyyyyyy! —¡Qué coños te pasa! ¿Tenía que ser en este preciso momento, cuando mi marido está a puntito de entrar por la puerta? —¡La L5!, ¡La L5!, ¡Socorrooooo! ¡Llama al samur, a los bomberos, a la benemérita, a salv

AUTOPISTA. #MICRORRELATO.

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          La autopista reina conserva su título gracias a la servidumbre de sus afluentes: carreteras secundarias. El día que la maleza ocultó los polvorientos caminos, la vía de peaje obligatoria que, hasta entonces ostentaba el cetro de principal, perdió su báculo. Hoy algunas hormigas cabalgan a lomos de saltamontes, entre guijarros refulgentes al sol que, se apagan con la luz de la luna. La largura o cortedad de la carretera es directamente proporcional al tamaño que le otorga su soberbia.                                

VEINTIDÓS

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Nació un día 22 del mes 2, tras veintidós horas de un parto en el que casi la madre estuvo a punto de despedirse de este mundo, de un año cuya suma daba como resultado 22 (1957), a los 22 meses, todo su discurso era entendido, al menos, en un veintidós por ciento. Fue un 22 del 2 la fecha elegida para ingresar en el convento de las madres irredentas, cuya morada se ubicaba en el número 22 de la calle Desventura, en el distrito 2 de aquella ciudad. Algo la mantenía atada a aquel número que, arrastraba cual ameba pegada a su ventrículo cerebral, persecutor y presenciador del rastro que iba dejando su día a día… Un 22 de mes, de un año que no sumaba veintidós, la llamada con tres golpes decididos sobre la aldaba del portón de la calle Desventura la sacó del rezo vigesimosegundo anotado en un rosario de madera al que dejó reposando en el reclinatorio mientras corría hacia la reja de la entrada. Una vez frente a la abertura de la puerta no reconoció al visitante o visitanta, difícil d