NUBES
Las nubes son el abanico del
sol; esquilmadoras excitantes de extraviado estilo, exilio esmerilado que
embarra cada atardecer con la emoción de encarar el espasmódico comienzo que
borra la luna exorcizando la noche.
El abanico de nubes enmarca el
añil emborronándolo de blancos, grises o negros como el engaño.
Los endiosados paraguas
enredados en su esotérico ensimismamiento, invocan estáticos la emoliente bebida que, tímida se niega a inundarlos.
Las nubes escriben su novela,
más parecida al cuento que cada noche el abuelo inventa para el niño que fue,
que es, que seguirá siendo.
El cuento tiene una ventaja
inalienable sobre la novela, es tan corto que solo permanece en él, el recuerdo
de lo que no fue.
Calixto no tenía un pelo
de tonto, salió al portón de su casa, miró unos segundos al cielo como implorando
una goma borradora de nubes, mientras, decía para sí o para no: «Yo no fui,
luego, este cuento se acabó».
La monumental tormenta que
venía recorriendo el Atlas hasta llegar al lugar elegido, se encargó del resto.
Que bonito
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra saber que te gustó. ¡Saludos!
EliminarLo mismo .
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