CUPIDO NO ES LO QUE PARECE, ¿O SÍ?

Después no digan mis amigas que sufro de exceso de amor propio, (no queda otra alternativa que la de quererme a mí misma).

¡Qué queréis si tengo un Cupido qué ni con la Metadona se recompone!...

Es muy tonto, muy tonto, pero que mucho, dispara flechas de forma unilateral. A saber: en contra de mí, —quiero decir contra mí—, quiero decir: ¡Qué solo me dispara a mí! y, así me tiene, loca perdida.

Me pregunto: ¿será daltónico o estrábico o algo?...

A ver, «majete», flecha para mí, vale, bien...pero, al «contrario», también, que me tienes aquí a la espera de que haga efecto el pronóstico del horóscopo, (esa es otra). Yo, debería vivir en una nube de ensoñación con una serie de cosas que, no conozco, si no fuera por la aportación peliculera...

¡Ay dios! que parece ser, que el tal Valentín, era un cura muy bueno que estaba por el amor y en contra de la guerra.

Pero, ¿De dónde sale Cupido?

Cupido, según Séneca, es hijo de Venus y de Vulcano.

Venus se preocupaba porque su hijo no maduraba y no crecía, así que consultó con el Oráculo de Temis que le dijo: «El amor no puede crecer sin pasión». Venus no entendió estas palabras hasta que nació su otro hijo, Anteros, que es el dios del amor correspondido y la pasión, o amor que corresponde al primero, y con el que Cupido no siempre está unido.

(Pues ya podía ser Anteros el que se dedicara a estos menesteres, porqué el hermanito ha salido «negaó, negaó»).

Por eso se representa a Cupido como un niño con alas, para indicar que el amor suele pasar pronto, y con los ojos vendados para probar que el amor no ve el mérito o demérito de la persona a quien se dirige, ni sus defectos, mientras se fija en ella.

Cupido, además va armado con arco, aljaba y flechas, unas de oro para infundir amor, y otras de plomo para quitarlo.

Cuando Anteros y Cupido andaban unidos, éste se transformaba en un joven hermoso, pero cuando se separaban volvía a ser un niño con los ojos vendados, un amor «travieso y ciego», como era representado (¿entendéis ahora los «porqués»? ¡Travieso y ciego! ¿Qué queremos con estos atributos?

En el bosque fabricó un arco con madera de fresno y flechas de ciprés. Tiempo después, Venus le regaló arco y flechas de oro.

Las flechas eran de dos especies: unas tenían punta de oro, para conceder el amor, mientras que otras la tenían de plomo, para sembrar el olvido y la ingratitud en los corazones.

Además, se le concedió el poder de que ni los hombres ni los dioses, ni su propia madre ni aún su propio pecho fuesen inmunes a las heridas que produjeran sus flechas, como prueba el amor hacia Psique, al que él mismo se vio sometido.

La nereida Tetis, el día de sus bodas con Peleo, obtuvo para Cupido el perdón de Júpiter, y la gracia de ser admitido entre los dioses patricios.

Ahora lo entiendo, ¡A mí me dispara las flechas de oro y al «contrario» las de plomo! Así, la cosa no va bien, no va, no va...

Entendido el problema, más difícil va a ser encontrar la solución.

¡Menudo plan de marketing se hubiera montado hoy! (claro, que grandes almacenes no queráis saber el jugo que le sacan a esta cosa del amor y otras hipérboles).

He pensado esperar a San Fermín, seguro que ahí, con toda probabilidad, tenga algo que celebrar...

En fin, que visto lo visto...paso de ti, ¡«Cupidín»!

Me hago autónoma y, me pago yo, ya, si eso las curas flechaciles...

Hijo mío, te podía haber dado por otra cosa, podrías haber disparado bombones (bombonas no, que no está la cosa para bromas) ...

¡Hale, majete! a ver si nos vemos por aquí el año que viene y, me cuentas que tal te ha ido...

¡Besitos, con flechitas!

Espero haber ayudado a aclarar esas «cosillas» que os preguntabais.

¿¡Por qué no funciona!?

Pues ya sabéis quién tiene la culpa. Ahora solo resta hacerse autónoma, es mucho más seguro, dónde va a parar.

Bueno pues nada...un año más, el angelito haciendo de las suyas, de las mías, y del de más allá...el angelito vendados los ojos que lleva... pues eso que no da ni una... ¡pobrecito él! ¡tan mono!

Espero no encontrarlo a la vuelta de una esquina.

Y no será que no avisé el año pasado... (debe de ser pariente de la casa real, porqué se entera lo mismo: de nada) ...

 

«Conseguirás hacer diana cuando dejes de intentarlo».

 

 























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