Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2019

MARRAKECH

Imagen
Siempre me sorprenderá el paisaje que se dibuja desde el avión. Es fascinante la sensación de estar «pendiente de un hilo». Las nubes como humo, como trocitos de algodón nadando alrededor de mi ventana. ¡Me encanta volar! Como mis conocimientos sobre física, espacio-tiempo, son escasos (por no decir nulos) no tengo armas para definir la sensación que produce sentirse parada en un punto al parecer sin movimiento. Llegada a Marrakech. El aeropuerto me parece una preciosidad, eso sí, ¡un calor sofocante! Marrakech es la ciudad de los jardines. Avenidas kilométricas, rodeadas por inmensos jardines. Existen dos partes bien diferenciadas: la ciudad nueva y la Medina. Esta última con su Zoco y sus calles imposibles, estrechas, abarrotadas de gente y motocicletas que hacen muy difícil su tránsito (estresante, más bien).  Puestos de pescado, de carne colgando de ganchos…sin atisbo de medio alguno de conservación. Intenté tomar foto, no me dejaron. Luego está el tema «regateo» que, para

EL FINAL DE LA DERROTA

Imagen
Regresaba de la siempre denominaba por él: «mi última aventura», a sabiendas de que no lo sería. En las arenas movedizas de aquel monte…perdió las llaves. La prueba —sin consecuencia por ahora— no estaba resultando tan fácil como en un principio le pareció. Llevaba colgado su amuleto, confeccionado por un gurú al que se topó por casualidad en una zona inexplorada de algún lugar del mundo. Nunca salía sin él. Sin ese «atuendo» era sentirse desnudo, tanto se había habituado, hasta convertirlo en imprescindible. —Hay búsquedas que suenan a derrotas. —Pensó. Tras horas de caminata comprendió que andaba en círculos. —Por aquí he pasado, he pasado…dos, tres, cuatrocientas veces…—Exclamó. Difícil atinar en un paraje heterogéneo, salvaje. No existía una línea que le sacara de ese círculo en el que había caído. Intentó un giro, y otro, y otro…nada. Seguía sin moverse del sitio. Buscó la brújula en uno de sus bolsillos: había desaparecido. —No puede ser. Estoy seguro de haberla col

ATINOS Y DESATINOS

Imagen
Sería cosa del destino, pero, la verdad es que era un desatino. No atinaba ni por lo más remoto a dar en el clavo. —Voy a crear «La Escuela de los Desatinos». —Se dijo. De experiencia ando sobrada, y, creo ser más clavo que martillo. Desde esta condición, difícil resulta dar en el primero cuando el poder lo ejerce el segundo. —¿Qué haces con ese recipiente? —Preguntó Galatea. Galatea no era ni de lejos el retrato de la estatua que creó Pigmalión. Su cuerpo tenía forma de manzana. Sus manos rechonchas y rojas, sus piernas corvas, y su nariz de berenjena, hacían de ella la antítesis de la creación del rey de Chipre. Vera, intentaba «atinar» con el artefacto, poniendo en su contenedor un amasijo de ingredientes a fin de engendrar «algo» que no fuera un desatino. Pasaba las noches en vela ideando formas que la llevaran a crear —aunque solo una pizca fuera de lo común—, ese «algo» que escapara a lo conocido. Semanas, meses…cámara a la espalda…disparando a toda cosa, animal