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Mostrando entradas de octubre, 2021

DESORDEN

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—¡No seas distópica, haz el favor! —Hay cosas peores. —¿Peores que qué? —Que ser un mastuerzo gilipollas, por poner un ejemplo entre mil. —¡Wanda! ¡Hasta tu nombre es distópico! ¡Vaya nombrecito! Wanda no era en realidad su nombre. El apodo se lo encasquetaron por su afición al equipo de fútbol perteneciente a un club cuyo nombre de campo de fútbol era tal. A ella le importaba un pepino cuadrado como la llamasen, llamaran, o utilizasen el pretérito pluscuamperfecto. Despertó con la sensación de un cargamento sobre sus espaldas, correspondientes a siglos de desorden y confusión, lógico pensar que era una sensación y no una realidad. No tenía ni la más puta idea de cómo había llegado hasta allí. —Esto tiene toda la pinta de un aterrizaje forzoso. –Pensó. Ni idea de las últimas doce horas; se habían borrado de su mente cubiertas por una nebulosa gris y desordenada. Ni idea, en el momento preciso, de donde se encontraba, de cómo había llegado allí. A ráfagas: ni noción de s

POPULARIDAD

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Nació con el don de la invisibilidad. Cuando formaba parte de un grupo parecía no estar dentro de él o al menos su presencia no era tenida en cuenta. Todos hablaban, reían, se sonreían, se miraban…ella desde su posición de anclaje veía la escena sintiéndose excluida de la representación. Era mona, a decir de un círculo que también la ignoraba. Su inteligencia, su brillantez de ideas quedaban a la sombra de una figura anónima para casi todos porque siempre, en cualquier sociedad, existe alguien con ojos para ver más allá de la retina, para enseñar al resto de participantes que no se es guapo o guapa por la cara, para advertir, en definitiva, lo que significa mirar y de verdad, ver. Pasaron los años de infancia, de una cruel adolescencia –todas lo son, con sus variantes- hasta alcanzar los veinte, indicadores de que se va dejando atrás un trayecto que inevitablemente desembocará en un nuevo ciclo.   Sole, en segundo de biológicas de una universidad privada formando parte de un grupo

VENENO

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De su último viaje a Guatemala había traído una iguana en la esperanza de que se adaptara a un clima mesetario poco o nada parecido al tropical de su procedencia. A simple vista, aunque su aspecto no resultaba nada atractivo podría pasar por inofensiva. Su cuerpo escamoso y su sangre fría. Es vegetariana lo que no complica demasiado poder alimentarla. Trepadora y dormilona. Guido llegó a su casa en el número 29 de la calle Bosque Verde, 5º, Iz …un portal que conoció tiempos imperiosos que acabaron transmutándose en un edificio venido a menos, acumulando desperfectos del tiempo hacinado que solo trae arrugas y averías, no solo al cuerpo, sino a todo lo que conforma el escenario de la vida. Dalmacia andaba a sus cosas en la cocina; medio sorda no escuchó el sonido de la puerta al cerrarse. Guido lanzó una llamada a sabiendas de su sordera para no asustarla. —¡Dalmacia! ¡He llegado! Dalmacia con sus noventa kilos acumulados y sus andares ondulantes sale de la cocina y ve a Guido al

SEGUNDAS INTENCIONES

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De segundas intenciones está el infierno lleno. —«Yo tenía la intención de» … —«¡Pues anda qué yo!» … …Que los finales felices están llenos de segundas intenciones, las buenas, esas que se fueron a tomar el aire en la finalidad primera. Las segundas intenciones llevan implícita una carga venenosa. Parecieran querer obtener en segunda instancia lo no conseguido a la primera. La segunda intención de Adela era que Eligio se sintiera seguro al amparo de una sarta de mentiras, que, en el plan trazado, ella, no llegaría a cumplir. Envolvía cada encuentro en un halo de misterio mezclado con la sibilina provocación de quién busca concluir una idea a medida de su conveniencia. Eligio no podía sospechar las segundas intenciones escondidas en la petición de cita por parte de Adela. Cayó en su tela de araña y se perdió en el minué que marcaban unos pies de los que nadie, en principio, sospecharía la carga acumulada de segundas y hasta terceras intenciones en ellos prendidas. Adela rara

TIEMPO PERDIDO

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Camilo venció la hoja en blanco contando la historia de cómo ésta le había derrotado. Un trueno seguido de otro y otro y otro…llevaba toda una semana sin parar de llover; las tormentas se sucedían e inundaban cielo y tierra de un gris amarronado, clavándose en la sien… La botella medio vacía al igual que las ganas de salir en busca de repuesto. El cenicero a rebosar; una alfombra blanca a sus pies sin un resquicio por el que asomara ni una baldosa para corroborar que allí, una vez, hubo un suelo. El piso cubierto de papeles, lo que se dice el antro de un escritor que no escribe, al que la hoja en blanco le tiene agarrado por los huevos y no le suelta ni en noches de tormenta ni en días soleados. Eso que llaman inspiración con la que son bendecidos algunos ilustres e ilustrados nacidos para escribir, a Camilo, le traía por calles cargadas de amargura…«No todo tiempo es perdido», se decía de cuando en cuando para sentir el alivio exculpatorio de su hoja tan pálida como un muerto. C