LOS PIES DESCALZOS DE ALMA
Camina descalza.
Sus displicentes pies no sienten el relente sobre el que se
desliza.
Su ablandada alma hecha de retazos de hielo deplora el frío
de otro tiempo mientras aparta la idea glacial en su desplazamiento.
La pista helada no resbala.
Se desliza sin esfuerzo.
El circuito helado refleja como un espejo otras vidas que,
se escabullen a través de la niebla.
No fue un sueño.
Alguna vez soñó que flotaba dos pies más arriba del suelo.
No fue un sueño.
La niebla cubría aquella realidad soñada. Soñaba dentro de
un sueño.
Sus pies se elevaban un par de pulgadas por encima de la espejada superficie.
Detrás de la cortina opaca esperaba sentado en su poltrona
un sol redentor.
No fue un sueño.
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