LA VIDA DEBAJO DE UN SOMBRERO
Me puse el sombrero. El sombrero ocultó bajo sus alas mis pensamientos subtitulados. El sombrero puso a buen recaudo mis sentires más ocultos. Y, yo en agradecimiento ante mi sombrero, me quito el sombrero. Por un instante despejé mi cabeza arrebatándole la toca. Durante esos segundos pude tomar conciencia del miedo que, instalado a mi alrededor me azuzaba a colocar de nuevo mi protector de cabeza para no pensar… para no ver… para no sentir… Y de nuevo volví a mi recurrente pensamiento: «Me quito el sombrero ante mi sombrero».