LAPIDACIONES, VISIONES, LIBERTADES

Sus ojos cubiertos por el tul prefabricado con blanco velo en la casa del gran hermano, lapidado de forma tal su entendimiento que impedía toda posible acción que les llevara al rescate de un yo anterior. Nada a su alrededor existía. El juego iniciado había quedado inmutable como consecuencia de la inacción. El gran hermano mostraba su fría mirada regocijándose sobre lo que ya le pertenecía, un botín sobrevenido por obra y gracia del ensimismamiento de aquellos incapaces que no aprendieron a saltar fuera del vacío impuesto por su raptor. El gran hermano aumenta su colección de adaptados a unas normas que ni siquiera les fue dado conocer con el resultado de suprema alienación: no ver, no oír, no decir, no pensar. Esa era la idea. El atesoramiento de este capital proporcionó al gran hermano poder para dominar lo que en ese momento poblaba su universo, hasta quizá el día en que uno solo de los componentes del rebaño recobrara la visión e iniciara una rebelión si...