CÁNTAME UN BLUES
El blues, cuyo significado está
entre la melancolía y la tristeza es un género musical, vocal e instrumental,
basado en la utilización de notas de blues.
Originario de las comunidades
afroamericanas de Estados Unidos, se desarrolló a través de las espirituales
canciones de oración, canciones de trabajo, rimas inglesas, baladas escocesas e
irlandesas narradas y gritos de campo. La utilización de las notas del blues y
la importancia de los patrones de llamada y respuesta, tanto en la música como
en las letras, son indicativos de la herencia africana—occidental de este
género.
Mi blues viene de Campos de Castilla, castigados de sol en tierras de
la Moraña, tierra regada por los
ríos, Adaja, Arevalillo y Zapardiel,
y del Trabancos, afluente del Duero, en Flores de Ávila.
Tierra preñada de una energía
que, tira de los que un día llegamos para formar parte de ella. Flores de
Ávila, en época de estío cuando las flores atacadas de calor mueren, allí, en
constante renacer, salen como reemplazo de otras latitudes.
Si los gentilicios influyen en
el carácter del individuo, «floreños»,
marca el acento de: afable, acogedor… toda vez que, desprende ese aroma y color
que dan las flores. Gente sencilla, haciendo su paseo por la vida con la sola
pretensión de dejar su impronta en sus sucesores. Nobleza y orgullo del trabajo
bien hecho.
Tierra que ha dado Ilustres nombres al mundo, y místicos tan importantes como San Juan de la Cruz, sin obviar como no a Sta. Teresa de Jesús.
Mañana de domingo…alma de
blues, sin melancolía...—quizá un poco—...gritos de campos que llegan a través
del recuerdo; segadores envueltos en sudor, vidas a golpe de hoz, sol y pan con
chorizo. Sudores, calor y sol.
Veranos que entonces parecían
eternos —quizá lo eran— en los que la única música era el sonido de las
gavillas y los haces de trigo…
Recuerdos de cuadrillas
llegando de campos agostados, de cánticos de segadores, de un compartir la vida
y el sentido de ésta que, ha quedado perdido, prendido de nubes de algodón...a
veces toman forma y nos traen sabores, olores que siguen impregnando nuestro
presente...y, yo, siento que me miran desde allí y me inundan de amor, como
antes, como nunca…
Sangre, sudor y blues…entre
campos, recogiendo cosechas, amontonando ilusiones, sueños que no llegaron a
cumplirse, quedaron prendidos entre nubes de algodón amenazantes, descargaron
con furia sobre desprotegidas cabezas y obligaron a mirar otros cielos, otros
horizontes.
Vueltas sin retorno, a otros
campos, a otras cosechas. Campos anchos, largos, infinitos de Castilla…dónde se
han escrito los más bellos blues.
Recuerdos que emborronan un
pasado que, casi puede rozarse con la mano...ahí agazapado, al doblar de una
esquina, esperando para ser traído y recordado, para no olvidar pretérito y
presente mezclándose en continúas idas y venidas, para hacernos tomar
conciencia de que nuestro ser, no es casual...sino producto de una serie de
actos a través de las vidas que nos precedieron...de los sacrificios de
nuestros ancestros, progenitores…
«No
todos los caminos van a Ávila, que no todo es andar: hay quien ahonda, hay
quien en torno a sí su esencia ronda en busca de la altura, como el águila».
—Lauro Olmo, del libro: Flores de Ávila—
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ResponderEliminarPresuntos implicados: " Alma de blues"...http://bit.ly/1ASIT8X
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