ALEGORÍA DEL SER
Días en los que la desilusión
y la desolación hacen mella muy adentro.
Intentos por huir hacia
adelante en caída libre; libre de todo; libre para pensar; libre para actuar;
libre de nada.
Aferrada a sentimientos,
valores y creencias, intentando el imposible desapego, —qué difícil tomar
distancia—.
Nos atamos a cosas, personas,
acontecimientos a veces innecesarios.
Miedo a la libertad de ser, en
la creencia de que algo o alguien puedan salvarnos de la soledad infinita que
nos habita.
Queremos, añoramos un mundo
sin terremotos que lo sacudan, que lo conmueva, que nada nos saque de una
aparente zona de confort.
Cuánto cuesta asimilar la
soledad del ser. Rodeados o no, el desamparo es infinito. Tratamos de poner
remedio parcheando pequeños espacios interrelaciónales, abriendo cortinas de
humo, nieblas que ocultan soles; soles nacientes, creadores de ilusiones vagas
para continuar por caminos pedregosos dónde la iluminación consiste en crear
sueños de cristal que estallan al roce de una pompa de jabón.
¿Dónde van los sueños sin
liquidación?
¿En qué estancia reposan?
Dónde mis sueños,
Dónde mis anhelos.
Dónde mis ganas.
Vuelven a mí con la
incertidumbre creada por lo improbable, incierto trámite.
Súplica derretida por el sol
implacable de un Universo fantasma. Nubes de algodón cargadas de promesas
incumplidas.
Sueños de azúcar derretida por
un bálsamo abrasador e inquietante, como potente catalizador; invocadores de
infiernos, demonios en lucha, constante fluctuación en pugna por demoler toda
ilusión. Implorando ese mundo onírico que excuse la realidad zafia y pueril.
Vivir en una burbuja.
Atmósfera dónde los asideros
tienen alas.
Déjame volar, volar a través
del tiempo de los sueños de cristal, que al caer se hacen añicos atenazando el
alma.
¿De qué están hechos los
sueños?
Pompas de jabón, algodón de
azúcar, nubes blancas, blandas, esponjosas.
Sensación de pérdida de algo
que no me pertenecía, de un tiempo pretérito que dejó de ser ilusión de
eternidad.
Amanecer:
Impactos directos que remueven
los pilares nunca asentados de la existencia. Una presencia efímera y
traicionera que te pilla por sorpresa a la vuelta de una esquina, sin aviso,
sin previo aviso.
Esa ilusión tan banal del ser,
en la creencia de eternidad.
Somos: NADA. Materia que al ser tocada se diluye como alas
de mariposa.
Huracanes concienciadores de
la pequeñez del ser humano. Fragilidad fuera de preparación ante los reveses
que voltean cualquier estructura establecida, calando hondo, hasta los huesos.
Seres de luz que nos acompañan
un ratito, en este caminar finito. Se marchan dejando un rastro de amor tras de
sí junto con la soledad inmensa de quiénes fueron habitados.
Pasar de puntillas por este
mundo pequeño que en nuestra ensoñación creemos inabarcable.
A la deriva, inconscientes de
la trascendencia efímera que es este paseo por la vida.
Queremos dar marcha atrás al
reloj de nuestra crónica, en un intento por recuperar la pérdida.
Le pedimos a la vida que nos
devuelva lo apropiado sin permiso, lo que creíamos nuestro, solamente era un
préstamo: eso es la vida, un préstamo tacaño y avaro que hay que devolver con
lo otorgado.
El lucero del alba me despertó
esta mañana anunciando tu ausencia. Busqué en los rincones de mis sentires y te
hallé agazapado en un espacio entre el cielo inmisericorde e implacable y el
infinito.
Hoy el firmamento recibe una
nueva estrella que iluminará con el fulgor de sus bondades a los que aquí
quedamos. Ser de luz que iluminó nuestras vidas por un instante que creíamos
informador de eternidad.
Desde infinita estancia
seguirás alumbrando nuestra fugaz existencia. A partir de este instante, cada
vez que en una noche estrellada aparezca un lucero refulgente, tal cual eras,
eres, serás, sentiré como tu luz sigue iluminando este pasear, corto, muy
corto.
Por ti, para ti.
La soledad del ser es maravillosa. Sólo en ella se puede sentir con libertad, navegar entre los claroscuros de tu alma sin ningún juicio, disfrutando de todo. Sólo en soledad es como se llega al desapego, que es el amor verdadero, donde sientes que la vida es un maná que nunca va a negársete. Sólo tú eliges los filtros con los que la miras.
ResponderEliminarAgradezco tus comentarios que siempre me dan otra visión sobre lo escrito. Tan de acuerdo que no debo añadir nada a ellos. Quise escribir sobre la soledad inmensa el vacío que deja una persona cuándo se va...de nuevo me falta pluma y recursos para expresar correctamente mis sentires.
ResponderEliminarAñado: la soledad es maravillosa cuándo es elegida, no impuesta.
Gracias, Jesús. Es para mí una satisfacción entrar en el blog y contar con tus comentarios.
Un abrazo.
De nada Helo, es un placer aportar mi modo de observar, mi lente y la impronta para expresar la imagen. En realidad, lo leí tan rápido que mi interpretación ha sido más abierta o más dispersa. ¿Qué tal la fiesta? ¿La hicísteis? A ver si nos vemos, si no en el Metro, en Atapuerca.
EliminarNo hubo tal "fiesta" al final. Espero que sigas aportando opiniones; gracias de nuevo. Nos vemos, seguro.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComentario de una amiga mejicana, sensible y extraordinaria a la que le tengo un afecto especial:
ResponderEliminar"Cuando la mano plasma lo que el alma y la neurona dicta...no hay error en quién escribe; es justo ahí dónde como lector abrazas con fuerza lo leído...susurrando...gracias!...por las risas, la complicidad y el hilo, (si ese hilo que nos hace tejedoras de ilusiones), en una constante nos recuerda que en el tren de vida todo pasajero deja huella rutilante en el firmamento para alumbrar a los que aquí quedamos".
Tejedora de ilusiones, torbellino de emociones.
EliminarGracias, Jesús! no sabes como me gusta esta definición!
EliminarComentarios como este invitan a seguir. Gracias, Ani...unidas y abrazadas en la distancia. Todo mi agradecimiento. Besos, miles.
ResponderEliminarMuy buen post. Me ha encantado!!!
ResponderEliminarSaludos desde www.malagasensual.com