BOSÉ.—I—

Bosé...siempre… Bosé…

Que esta gira se llama «Amor» no debe ser casualidad.

El concierto fue un canto al amor, al AMOR con mayúsculas...todo sentimiento, todo emoción...

Vestido de blanco parecía un profeta de la pasión. Encandila no solo su música. En el escenario, transmite todos sus sentires y nos hace partícipes de ello.

El despliegue de luces, la escenografía, todo de lo más vanguardista, un show basado en un escenario dinámico que se iba transformando con cada canción. Acompañado de sus músicos y dónde pantallas gigantes proyectaron imágenes de forma continua.

La sucesión de figuras retóricas, futuristas, astronómicas, de biología marina...lograron hacernos cómplices de sus intereses.

 A lo largo de mi vida, presente en tantos actos, compartido con mi hermano —nada dado a la idolatría y con un parecido físico increíble con él—, contagiamos a mi madre la pasión por Bosé...conseguimos que la gustara… ¡Pobre! ¡Nos veía tan entusiasmados! Ella, viendo nuestro disfrute se unía —quizá sin mucho convencimiento— aunque no lo hiciera patente, se mimetizaba con el ambiente por nosotros creado.

Muy a pesar de sus detractores…—todo genio los tiene— a mí me emociona hasta lo indecible…provoca en mí, amor...amor… amor...hace que mis emociones catalicen… y, en ese proceso me siento renacer…

Como sea: he pasado una noche gracias a él, que me costará olvidar...pero no solo eso: quedo inundada de buena energía para un buen tiempo…

Si la elegancia no se hubiera inventado, sería: Él.

Su forma de caminar, como baila, como canta, sonríe, mira…

Todo el conjunto armoniza, el cuerpo con la mente, porque cuándo habla, también seduce...está en forma, muy en forma…ha bailado como siempre, ha cantado de maravilla y el espectáculo que ofrece, amén de original es de una belleza extraordinaria…

No, no estoy enamorada de Bosé…amo lo que representa: la elegancia.

Es todo tan mágico que querrías teletransportarte a su lado en el escenario y bailar con él…es mejor así...los ídolos hay que mantenerlos en el altar...si los tocas los conviertes en terrenales y pierden toda la magia…

Que fea sería la vida sin cosas así…un concierto…la música...un cuadro, un libro...pero por sobre todo la música…todo arte es de admirar...pero no podría vivir sin música…

El concierto que ha ofrecido hoy en Las Ventas, Madrid, es un espectáculo increíble, con una puesta en escena mágica…dos horas seguidas sin pausa…está en forma, muy en forma…

Tu sonrisa...tu voz...me acompañan y hacen que la vida merezca la pena por ratos como el que nos has dedicado hoy.

Gracias, Miguel.

 

—Reprimir las ganas de una escapadita a otro de sus conciertos en la gira que hará durante el verano...no sé si podré resistirme, me va a costar…se andará—…

Gracias por una noche mágica.

 

«Al ver ese gran altavoz que parece un telescopio, se piensa que, gracias a estos aparatos, se verá alguna vez la voz de las estrellas».

—R. Gómez de la Serna—

 
























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