BUS 678W


La fantasmal parada del bus Nº 678W, que en una época conectó ruidosas ciudades convertidas ahora por azar, en tinieblas, aparecía cubierta de musgo y agua. El olor extraño que emitía, llegó hasta él; consiguió frenarle en seco.

Desde la habitación donde todo sucedió se divisaba el apeadero, reunión multitudinaria en otro tiempo que, invasores de distintos pelajes tomaban al asalto cada mañana.

Al abandonar su cama se dio de lleno con la caña de tres metros apoyada sobre un rincón. Una idea quedó anclada en su pensamiento: «No tocaré con ella valores inviolables». 

El eco, machacón, cargante, le perseguía, empeñado en proporcionar el desasosiego que le hiciera saltar como un resorte.

—No me hables…no me tientes, no me nombres…no soy yo…no me conoces…

Se deslizó por el alfeizar de la ventana; rebotó en el musgo y quedó empalado en el métrico palo…

Intentó pescar la nube de inmoralidad que rondaba por el andén. La caña se deshizo en minúsculos átomos descendentes sobre un brillante suelo azul…

—«No tocaré…no tocaré…no tocaré»…











 

 


Comentarios

  1. Curioso e inquietante micro, relatado con una prosa ágil que engancha. Besos.

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