EL PORVENIR LLAMA DOS VECES
De nada sirvieron lustros de
avisos
De anuncios de lo que se
avecinaba.
De nada sirvieron
advertencias, hechos probados,
De nada.
El amanecer se tiñó de rojo,
Y el planeta azul no era ya
sino una gran mancha de sangre en el universo que un día lo alumbró.
Rojo sobre negro.
Rojo sobre llanto callado,
Enterrado bajo la sangrienta
capa.
Muy bueno
ResponderEliminarMuchas gracias.
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