REFLEXIONES DESDE MI SOFÁ
Por todo aquello que un día
nos hizo llorar.
Por lo que nos hizo reír y no
conseguimos dejar atrapado.
Por momentos que nos llenan la
vida y nos arrancan de sonrisas que arremeten contra toda voluntad inhóspita.
Esos momentos irreemplazables
de sol, de música, de sentir que eres libre, que nada te atrapa ya, que de
verdad has llegado a una etapa en la que nada te perturba, que te sabes
innecesario, reemplazable, sin que esto cause dolor, sino lo contrario: la alegría
inmensa que produce el desapego.
Cada quién busca —o encuentra—
su paz en un estado; para mí, paz, significa armonía entre pensamientos,
aptitud e ideas. Alejarme de todo aquello que contraríe todo lo anterior. De
hechos y sucesos antagónicos a lo que a todas luces debería ser prioridad:
¡dejar vivir!
Cada cual tiene su «mapa».
Equivocado, acertado, es intransferible; se me hace muy difícil comprender que
hay personas empeñadas en cambiar rutas ajenas. Cuando consigues aunar sueños,
propósitos y voluntad férrea de no ser «transferida» …ahí comienza tu vuelo…un
vuelo infinito hacia tu verdad, la que para ti es tu fortaleza, la que te
invita cada día a vivir plenamente, sin miedos, sin ataduras, sin
interferencias.
Según el budismo, Nirvana, procede de un verbo que
significa enfriarse o apagarse, como el final de una vela. La connotación es
que sólo en el nirvana están extinguidas las llamas del odio, la codicia y la
ignorancia.
¡Qué bueno sería alcanzar del
todo un estado de nirvana!...
Cuantas energías derrochamos
en pos de la nada…
A veces en la espera está la
recompensa, todo llega en su debido momento, sin necesidad de interacción…el
universo es muy sabio…
«No
hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi
mente».
—Virginia Woolf—
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Soy toda "oídos". Compartir es vivir.