SER, ESTAR, PARECER…


Aunque los anglosajones usan ser y estar en la misma forma, no ocurre ni es parecido en castellano.

Ser se utiliza para describir las características de una persona o de una cosa.

Estar se aplica para hablar de una ubicación o estado anímico.

Parecer: tener determinada apariencia o aspecto.

Esta introducción, aunque sabida, conviene para ir anotando las diferencias verbales existentes que tanto despiste genera.

Hay ocasiones en que la mezcla de los tres verbos suscita una gran confusión. Tendemos a quedarnos en la imagen del ser, sin analizar el parecer, y terminamos colocando en el estar, aquello que es pura apariencia.






Si teníamos poco en nuestro día a día, llegan las redes sociales para implementar un sistema arbitrario de imposible conjugación, donde el ser deja de lado sus características para pasar a una fase de pérdida de ubicación total, con el propósito de proyectar una imagen que, en ocasiones, poco o nada tienen en común con lo enfocado.

Abandonamos hábitos tan saludables como han sido y son una buena charla entre amigos; los cambiamos por un mensaje, una foto, un ok —terrible—, que para nada refleja un estado real, utilizado no tanto para describir sino para ahorrar en explicaciones.

Todo esto para entonar un mea culpa, con la sana intención de parar a reflexionar unos minutos tratando de encontrar remedio, aportando —si es posible— un granito de arena a la hora de recuperar los orígenes y virtudes de un tiempo que no por pasado fue mejor, pero que tenía sus virtudes.

 

«¡Atrévete a saber! ¡Ten valor para disponer de tu propio entendimiento!»

—Kant—

 

 





Comentarios

Cuentos chinos

LOS ABRIGOS DE ENTRETIEMPO

EL ÉXODO DE LA PALABRA

CÍRCULO SUSPENSO

UNA LUZ INQUIETANTE

LA HUIDA

EL OJO DE LA CERRADURA

LIENZO EN BLANCO

SILENCIO

EL FINAL SOLO ERA UN NUEVO PRINCIPIO

«PRINCESOS»