LAS CONJUNCIONES ADVERSATIVAS
«Sí, pero no…sin embargo, debería. No obstante, si no me atrevo no pasará nada, y, eso es lo peor: ¡Qué no pase nada!».
Salió de la caverna en busca
de una piedra fácil de labrar. Encontró una plana a la orilla del río que
dividía el edén. En la parte derecha, ellos; en la izquierda animales de
diversos pelajes.
El mensaje corto, rotundo, quedó impreso en el pedazo de roca: «No te aguanto más, Adán. Me largo». Lilit.
Jamás reinó armonía entre
ellos. Lilit no se sometía a las costumbres amatorias de Adán que trató en vano
de hacerla obedecer.
Aprovechó que Adán y sus cien
hijos habían salido a pescar para largarse con un tal Steve Jobs que, se
presentó con una cesta de manzanas y, ella no pudo resistir el encanto que
emanaba de la fruta.
—Debería…pero no…¿O sí? Aunque
bien mirado…
Un momento de duda, pero muy
corto.
Cuando Adán leyó el mensaje
pensó en salir a buscarla, pero en esos tiempos sin metro, autobús, carro o
cualquier otro medio de desplazamiento la misión le habría llevado al
agotamiento; claro que, con los cien hijos que la bella dama le dejaba como
prenda ya tenía material para la «agotación».
Pero…como no hay una sin dos,
ni dos sin tres, el triste Adán volvió a caer en las redes, esta vez de una tal
Eva. Una segundona que hizo el papel de ídem y lo arrastró al desastre
post-eternidad. Divorciada de un tal Gates, acostumbrada a tener lo que deseaba
antes de terminar de pedirlo, no se acostumbró a la vida de aquel edén donde
hasta las flores parecían de plástico.
Una víbora enroscada en el
platanero llevaba entre sus mandíbulas la fruta a la que había hincado el
colmillo. En la ascensión dejó caer el banano que Eva recogió de un salto.
—¿Debo? Sí, pero no… ¡Por
supuesto qué sí!
De entre todas las
conjunciones adversativas la peor sin duda es el «pero», aunque, «no obstante»
es, con mucho, mi favorita.
Los ejemplos los dejo a vuestro libre albedrío.
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