VILLANOS DEL DÍA A DÍA
Septiembre, ese mes que promete más de lo que está dispuesto a cumplir. Cuando sus hermanos de calendario tomen el relevo habrá olvidado su ofrenda. Por cada hoja caída se va al garete una de sus ofertas. Laia había pasado los meses anteriores planeando el curso, imaginando a sus nuevos compañeros, como sería el campus, como la residencia…ni un minuto dedicado a pensar en las clases, ¿¡Para qué!? Ya se vería si acertaba o no con lo elegido… Llegada y toma de posesión de sus aposentos. Habitación propia. Podía permitirse el lujo de no tener que compartirla. Primer día de clase. Pasillos retumbando con el trotar de mil pisadas que hoy todavía resuenan en su cabeza. Entrada a la clase de D.M.M., y desde ese día, el insomnio fue el mejor o el peor de los amigos que tuvo el resto de su estancia en la Facultad. Fue verlo, escucharlo, y, el cuerpo, tomó forma de una columna marmórea: tieso, inflexible, inmaleable…la voz que llegaba hasta ella, trepaba por su interior como una serpiente