TODOS LOS MONSTRUOS SON HUMANOS

 

Corriendo, bajo las escaleras del metro, tropezando, hasta llegar a un rellano en el que aparecen tres bifurcaciones; miro los carteles, creo acertar al elegir, pero una vez en el andén veo que me he equivocado. Me pierdo por pasillos imposibles; vuelvo a detenerme ante la angustiosa idea de no acertar y, aterrizo en otro túnel que a su vez ofrece cuatro nuevas oportunidades o bocas por donde perderse. 


Siento el pitido de un tren, subo a él con la esperanza de que este sea el correcto; arranca, y al momento me doy cuenta de que he vuelto a confundirme.

Miro a mi alrededor; desde el vagón diviso un paisaje que no me resulta desconocido del todo…estoy en mi ciudad ¿Qué hago en este lugar?

Bajo del tren, trato de preguntar en información de la estación: nadie en ventanilla… ¿Cómo he llegado hasta ahí si lo que pretendía al tomar el metro en Madrid era aparecer en el cine dónde había quedado con una amiga? Mientras tanto esa sensación inquietante que es como otro órgano de mi cuerpo, una espera que no termina…y, el tren arranca y desaparece.

Nerviosa, angustiada…intento buscar una solución en medio de la nada. Entre tanto en un vagón rodeada de gente, derrotada desconocedora de su destino. De nuevo en un pasillo de incontables ramales…estoy asustada, no sé cuál elegir…subo escaleras, vuelvo a bajarlas…nuevos pasadizos…estoy perdida…no hay luz al final del túnel…

Esa mañana como todas salió a correr; corría, y en cada salto trataba de deshacer nudos que la habían atado en el pasado a una odiosa realidad que ahora se revelaba en el resplandor de aquellas ruinosas vías…y calló, calló con la sensación de estar hablando sobre inconvenientes sucesos, como si el solo hecho de nombrarlos provocara en ella la incapacidad de articular palabra, ni siquiera un monosílabo que llevarse a la boca. Condenada al silencio impuesto por lo innombrable sentía frío con solo recordar el inicio de una frase, y en cada salto trataba de inventar un presente que se escapaba por entre los desconchones instalados en el interior de su cabeza.

Deshacer nudos. Desatar el porvenir.





















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