EL ÉXODO DE LA PALABRA

 

Con el entusiasmo con el que un niño abre sus regalos en reyes llegué a casa dispuesta a desembalar mi tesoro, adquirido en la pequeña librería de la que venía gozando hace años. Tomé posesión de mi silla junto al escritorio y me dispuse a dar buena cuenta en mi maravillosísimo cuaderno de tapas doradas y, todavía vírgenes hojas, administrándole una dosis de fantasía, y sobre todo y por todo del momento dulce que me cobijaba en ese siempre imprevisible presente. Invité a la palabra para que acudiera rauda a mi cita con el papel.

Invité al lápiz a la pluma a la tinta y a la goma de borrar.

Solo la última acudió a la cita, la que a través de su materia convierte en blanco todo lo que antes había quedado impreso en negro…

Mi fiesta convertida en infausto funeral.

Mi cuaderno a la espera de que estos figurantes quieran aceptar la invitación duerme en una esquina redonda el sueño de los incansables optimistas.





Comentarios

Cuentos chinos

UN ENANO EN MI PECERA

AQUEL EXTRAÑO VERANO

LA PRESENCIA DE LA SALA 33

EN UN HOTEL DE LUZ

DESHISTORIAS DE LOBOS Y CAPERUCITAS

INVISIBILIZACIONES

EL VIAJE DE CASTO

HACIA EL FONDO

TRES FLECHAS ROJAS

EL OJO DE LA CERRADURA