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ATARDECER EN NEGRO

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No era lunes, ni tampoco viernes, ni otoño, ni invierno. Aquella era había desdibujado, emborronado la paleta del tiempo en minúsculos momentos dejándolos desclasificados. Antes de que nada de esto ocurriera, la guía era el minutero del reloj, las hojas del calendario, pero, ya no, no había días señalados, ni fechas que celebrar; solo un ir con los ojos abiertos para no tropezar con lo que podía estar al frente o a los lados. Aquel no lunes, ni abril, ni enero, de la no hora, en el no cielo, apareció una luz, tenue, al principio, que fue tomando la forma de algo que se hubiera parecido a un caballo si el recuerdo del equino hubiera resistido el paso de su olvidada existencia. RM75 lanzó un mensaje repleto de signos a LW35 ; este último, sin acierto en el desciframiento, acertó a leer: «Hay un caballo colgado en la zona gaseosa». —Algo falla en tu intercomunicador, RM75, el mensaje llega confuso. –El mensaje es remitido. —Está OK. Ningún fallo. LW35 que ni en esta era ni en

LA BRÚJULA

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Hay un punto donde se cruzan realidad y fantasía, donde no se sabe a ciencia cierta qué posición ocupas en ese momento, y es genial, es una sensación de flotación en la que todo es perfecto, donde el mal no tiene cabida; ahí es donde quisieras quedarte hasta la eternidad. Hay un punto indefinido en el cual habitas y, del que no eres consciente…hay un punto y aparte, hay un punto y seguido, hay tres puntos suspensivos…pero el punto que no debes perder nunca jamás de vista en tu traslación es aquel que apunta al norte: tu norte, no el que indica la malévola brújula embrujada, cuyo creador, Pietro Peregrino de Maricourt , alquimista para más señas de la zona de Picardía —el dato de su procedencia pone un punto de duda sobre la utilidad del artefacto—, invita a creer que has llegado al sitio correcto. Una vez perdido tu punto cardinal u ordinal, vuelve al nivel donde empezaste y echa a andar de nuevo. Cuenta el mito de Dionisio que, envuelto en la locura, vagó por la tierra hasta que

LA LLAMADA

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¡No estés triste princesa! ¿Dónde había ido a parar esa voz que en las ocasiones en las que ella se veía desbordada acudía en su auxilio y, con las cuerdas fuertes de sus brazos, extraía del infausto pozo donde caía cada vez más a menudo, secuestrándola, y, trayéndola de nuevo a la luz? Odiaba el ruido del teléfono… Ese artefacto siempre portador de algo inquietante, removedor, perturbador… Una llamada cambiando de lugar los asientos de una vida… Aquel día podría haber sido uno de tantos, pero el puto teléfono que no paró de sonar hasta dar con ella, fue el responsable de la tiniebla que cubrió el resto de su existencia… ¿El teléfono? Siempre se lincha al cartero…el teléfono solo era el vehículo que pasaba la información; el «hecho» es lo macabro, no quien lo difunde. Cuando aquella mañana el operario de telefonía se presentó con su maletín y, comenzó a examinar cable por cable, habitación por habitación hasta revisar la casa entera, ella, sintió que de nuevo la tragedia

LOS CALCETINES DE NABUCODONOSOR

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Con la habilidad digna de una manada de pulpos distribuían clavijas a lo largo y ancho de sus respectivos paneles durante jornadas esclavizantes. Lili llegaba a casa con un repetidor zumbido convertido en parte de su fisiología que, por reincidente, había pasado a un tercer plano, aunque no dejaba de ser molesto en ocasiones, perturbador, en otras. De camino a casa va soñando con el premio gordo de la lotería: —«Me compraré una casa…un coche…una…y no volveré a este estúpido trabajo» … La llamada de aquel desconocido pilló a Mila con los ojos mirando el infinito conglomerado de cables… —¿Sí? — ¡Hello! ¿Pruebas a adivinar quién soy? —No, señor. Si es tan amable de decirme que necesita; tengo mucho trabajo que atender. A la salida del trabajo el desconocido hablante esperaba apoyado en el quiosco de prensa que había justo al lado de la puerta de la Central. Algo en su forma resultaba ¿Doméstico? Quizá usual, pero no sabía porque la primera ráfaga mental fue ‘doméstico’ …por el m

CRÓNICA EN LOS ALBORES DEL MMLX

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Lía rebuscaba entre todos los artículos, libros, recortes, post…que encontraba desde que se puso como meta escribir la crónica del año donde todo ocurrió. Un periodo del que hasta el momento no conseguía poner luz a tanta fabulación escrita. Quería un libro, novela, nivola …algo distinto, algo que no estuviera en archivos, bibliotecas o centros de documentación, manipulados en su día por poderes fácticos para colorear una verdad que no afloraba. Las charlas con su vecino del séptimo C, sobreviviente del año en que todo pasó, fueron conduciéndola por un camino inesperado. A sus cien primaveras, Pío conservaba la lucidez que da el haberlo perdido todo…él, y solo él, fue el que acertó a poner en su camino el hilo del cual comenzar a tirar. Pío: —Nadie sabe cómo empezó ni por qué…rumores…rumores…hasta que la realidad nos enfrentó a todos contra todos. Nos cubrimos las caras. El silencio era atroz. Nos miramos con desconfianza, mientras, apareció un hecho insólito imposibilitando que

LOS CERDOS NOCTURNOS

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—Abuelo… —Dime… —¿Cómo debemos actuar si nos encontramos con un jabalí montando en bicicleta? El abuelo superado el impacto inicial de la pregunta que le pilla totalmente por sorpresa —no por desconocimiento de la respuesta— sino porque «alguien» conozca la pregunta. —Primero de todo no deberemos mostrar asombro, dado que en su tiempo los jabalíes eran grandes o fueron grandes ciclistas, hasta que una nueva orden mundial cambió arbitrariamente las normas de todo bicho viviente… En aquellos albores no había pueblo, ciudad, carretera… por los que no transitaran estos cerdos salvajes pilotando un velocípedo. Es animal de natural tranquilo, siempre que no sienta amenaza sobre sí. Tímido por naturaleza, cuando no está herido, de lo contrario, aflora toda su dormida fiereza. Durante el día permanece en su agujero, y al oscurecer, sale; con su buen olfato suple su cortedad visual…prefieren la noche al día. Parece que en la noche la presencia de humanos ya no lo intimida. A lomos

TEMPUS FUGIT

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  …Y el tiempo se fue…y no volvió…y vinieron otros tiempos con el hartazgo y el empacho de unos días sin sol… Y de las nubes ya no manaba el agua, sino una legión de cuervos que, en vuelo rasante terminaban por estrellarse contra el suelo provocando una explosión de desamparada negrura… —El tiempo pretérito no volverá… No volverán las gotas cristalinas que arrasaban todo al pasar y dejaban un rastro de límpida nostalgia… No volverán los pastores de sueños, guardianes de ilusión … —No volverás a pisar lo desandado… Volverán los desencuentros con su pertinaz machaconería, hasta hartarnos y desear dar marcha atrás cuando la imposibilidad de encontrarse, creaba la fantasía de un «buenísmo» que no era sino el reflejo de deseos  incumplidos… ¡Y me harté! me harté tanto, tanto, tanto…que dejé de soñar… convertido en un autómata transité el resto del camino… Y obvié la palabra maldita… Y olvidé iluminarme hasta apagar mi luz… Y me olvidé de hartarme hasta el hartazgo

LA GRAVEDAD DE SER O NO SER

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—¿Tan grave es? —De dejar de respirar, es… —¿Has probado a hacerle el boca-boca? —Y con un anillo de un millón de maravedíes, he probado… ¡Nada! —Pues sí que es grave, sí…los maravedíes resucitan a un muerto. —En este caso ya ves que no… Lo grave, lo auténticamente grave es enfrentarse al folio en blanco. Cuando nada surge, cuando todo son o frases hechas, o, cosas sobre las que has escrito mil veces ¡Eso sí es grave! Escribes como entrenamiento, como terapia a veces, sin nada interesante o como mínimo, algo que pueda crear expectativa para seguir la lectura. En su día alumna aplicada de los estoicos, aristotélicos, sofistas…acabé por confundirlos a todos en una suerte de caleidoscopio que, no acertaba a saber quién era quién ni qué era lo que andaba buscando. Pasé por el jardín de Epicuro y me perdí en las sentencias de Sócrates…Todo esto me ayudó, todo ayuda. Ahora escribo sobre aquellas cosas que no tienen importancia y que pasan sin pena ni gloria. Grave, lo sé. Muy g