LA LIBERTAD DE ELEGIR

Por esos días que llegan sin avisar, en los que entiendes que estás sola...impregnada de esa soledad que cala hasta los huesos, la que te hace comprender de una bofetada, la que te sitúa en la perfecta levedad del ser...en lo que deberíamos ser y no somos.

De repente es como si una montaña cayera sobre ti...y te aplastara… confiar, siempre confiar...desconfiar, nunca desconfiar...y, otra vez, esa educación de la que no acabamos por librarnos que es una tela de araña que, al menor descuido te agarra con fuerza y te lleva al centro de la nada...

De nuevo diciéndome a mí misma que las situaciones no son vacunas, que cada día, cada persona, cada ocasión, requieren su tratamiento y, que el acto de la confianza que depositas en los demás es un episodio de generosidad no correspondida, no agradecida, no reconocida... y sigues… queriendo entender, y, te preguntas que le has hecho al mundo, que parte hay de tu comportamiento no entendida.

Cuando a ti no te mueve ni la ambición, ni la competencia, ni sentimiento alguno que no sea el de facilitar y hacer agradable tu entorno.

Me digo: baila...baila...sigue bailando con la vida y me tropiezo, y no puedo seguir el ritmo al día…y me pierdo en mil pensamientos donde no debería estar...y, encuentro que no merece la pena, que a veces nos desgastamos para nada...

Pienso: mañana será distinto... ¡Qué va! ...mañana es lo mismo, tú confiando, el resto del mundo a su negocio.

Siempre esperando lo mismo: confianza recíproca…que no sé cómo se retroalimenta...que no aprendo, que no aprendo a vivir teniendo que desconfiar continuamente…no sirvo para eso.

Mi paz necesita confianza y lealtad, no puedo con las dobles intenciones, con «los por detrás», con las falsas apariencias...nunca he podido; pero, es que ahora, en el presente, me pillan demasiado a trasmano; ya no tengo energía o quizá solo sea falta de ganas de seguir batallando por lo mismo.

Que hay que ser benignos con uno mismo, sí, que se pueden cometer errores…pero se debería evitar que esos errores, fueran siempre los mismos…

Primavera, bendita primavera: equinoccio, momento del año en que el sol está situado en el plano del ecuador terrestre. Ese día el Sol alcanza el cenit, el punto más alto en el cielo con relación al observador…así debe de ser: hoy el sol se ha marchado a un punto tan alto que me ha dejado en tinieblas totalmente…

Ilusiones vanas, en medio de trivialidades…y, de nuevo me fabrico unas alas para poder seguir planeando hasta el próximo estrellamiento.

Y, no me prometo no volver a confiar porque tengo la seguridad de incumplimiento por falta de intuición.

Astenia primaveral debe ser lo de hoy, lo de ayer…confiando que no sea lo de mañana…

Premonitorio:

«¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo? ¿Color rojo? querrá decir negro. No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué». De mi anterior Post…estoy en un día rojo… pensando que los tenía del todo superados…

 

 

                         

«Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua».

 —A.de Saint-Exupery—

 

 


















 

Comentarios

Cuentos chinos

LOS ABRIGOS DE ENTRETIEMPO

CÍRCULO SUSPENSO

LA HUIDA

EL ÉXODO DE LA PALABRA

LIENZO EN BLANCO

SILENCIO

UNA LUZ INQUIETANTE

TALASO

EL FINAL SOLO ERA UN NUEVO PRINCIPIO

CASTILLOS DE AIRE