TACONES. LA NOCHE
La noche era su día, su vagar
continuo… junto a la luna que iluminaba y creaba un engañoso pensamiento.
Vivía en ella, y, era ella
quien acompañaba su existir; la que inundaba de sueños de promesas cumplidas
que ella se regalaba en un viaje por el universo estelar.
No quería, no sabía vivir en
una realidad agónica entre la más atorrante fealdad…solo gustaba de lo bello,
agradable, dulce…
Su aventurero espíritu siempre
en cuarto creciente, hacía de ella una salvaje aventurera de tacón alto.
«Regálame
el sueño, regálame la noche…donde el brillo de las estrellas apaga todo ese
mundo deslucido por el sol».
Siguió buscando, y en su
peregrinaje, en medio de ventiscas, aterrizó en la magia perseguida de una idea
que aguijoneaba constantemente su cabeza:
«TACONES DE HIELO» …
No lo reconoció al instante,
era como si una bruma hubiera borrado el hechizo que siempre había provocado en
ella este lugar.
Ahí estaba, otra vez, una vez
más…siempre el regreso…
Esos espejos delatores, esos
ojos de gata capaces de encerrar todo el periplo de una travesía infinita sin
mostrar nada de lo escondido en su interior.
Imaginó un mundo mágico. Mágico
como la sonrisa que al despertar la encontraba desierta de anhelo, pero en la
que aspiraba quedarse a vivir. Imposible en esa trotamundos que ella era; no
podía permanecer en la quietud de un estado que la habría llevado a la
muerte...y siguió derrapando ...entre estrellas que cada vez cegaban más una
luz que podría haber iluminado su camino...no podía existir de otra forma...era
su modo de vivir...entre velos, renaciendo en cada derrota... ¡ay! cuanto no
daría por cambiar esos TACONES imposibles
por unas zapatillas de ballet...
Siempre quiso bailar al son de
músicas no inventadas...
Noche efímera, que en su vagar
intuyó eterna...a veces tan distraída, creyó que su propia sombra era el
enemigo...
A la luz de una luna llena sus
ojos de gata divisaron la luz que la protegía.
Volvió sobre sus pasos y
encontró una sombra que no era la suya...
Quiso ser aire y se convirtió
en huracán. Quiso ser luna y no acertó a iluminar. Quiso ser sol y la luz se
convirtió en oscuridad. Por momentos irreconocible…otros tan terrenal que solo
cabía reconocer la realidad que atrapaba su sentir…
«Encontré
una playa perdida… soñé otros mundos, otras latitudes… escuché, escuché… y oí
un rumor que me decía: «estoy aquí…no me ves, pero estoy en cada una de tus
sonrisas, en cada paso que da»… soñé, soñé con otro mundo»… en
ese mundo todo tenía otro color, en una geografía innombrada, transmutando en
hielo cada pensamiento.
Buscando la forma de acabar
con ese solsticio...en una luna nos encontramos...en la luna seguiremos con el
reencuentro .... esa magia jamás podrá ser desterrada...
Atrapada, descalza en su
sueño, frente a un espejo mudo, supo que volvería…
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