CRUCE DE CAMINOS
Hay momentos en los que los
caminos vienen a confundirse, a cruzarse, sin conocer el porqué del motivo. No
logras discernir los porqués y mucho menos los para qué…pero, es como si el
universo en su sabiduría supiera lo que tú no sabes, lo que conviene al
momento.
Asombrada en la confusión dudas
sobre cual conviene elegir...buscas un hueco por el que adivinar el
correcto...solo el tiempo te guía por el conveniente —o no—, nunca sabes.
Esas creaciones caprichosas te
elevan y hunden al mismo tiempo...y, en un espiral buscas salida...
Esos momentos de confusión en
los que creas un absoluto caos del que no crees poder salir...y confías...confías
en que todo saldrá bien...—no lo crees, pero confías—...
¿Qué es la confianza sino la
esperanza alocada de creer que todo se soluciona...que el tiempo —el universal—
todo lo asienta?...
Sigues, sigues en un sueño sin
fin por ese camino invisible que trazas en el cual logras
perderte...infierno...purgatorio...paraíso...solo el amor puede salvarnos de
nosotros mismos.
Vanidad, ego… ¡Qué malos
compañeros de viaje!...
¿Atesorar? si no es tiempo,
¡lo demás poco importa!...
Así emprendemos caminos...y,
no entendemos a las piedras que son las maestras de nuestro andar.
Queremos senderos suaves, no
complicarnos… ¡pero no! con cada tropiezo, con cada caída, el aprendizaje
asegurado nos lleva a emprender de nuevo la marcha y, quizá así, ¡aprendemos a
volar!
De cómo los caminos divergentes
a veces se cruzan. Lo que creías encontrado desaparece entre la niebla que
difumina el sendero; lo que era cristalino se vuelve noche. Así, caminando,
pierdes lo que era tu posesión. Tal vez encuentras autopistas hacia el cielo ¡A
la búsqueda del unicornio azul!
¿Quién dijo que el camino
fuera fácil de encontrar?
En ese recorrido que nos
parece infinito hay un final esperando. La cuestión es desandar, volver a tomar
impulso y seguir explorando cual exploradores sin brújula, una brújula cuyas
agujas se pierden y dan vueltas locas, ellas también quieren huir.
Hoy he tenido la percepción de
reencontrarme tras días de vagar interior. Que el sol me activa de pleno: eso
es ley en mí, y, ¡qué buenas esas caminatas de horas! Acompañada de música y
pensamientos que te traen de nuevo a la vida.
La luna llena que viene en
ayuda para resolver esos enigmas que tal vez solo sean espejismos formados para
tratar de evitar o enfrentar aquello que se nos resiste.
Si en mi camino llegaras a
cruzarte has de saber que soy libre, libre como los pájaros en continua
emigración, que no alcanzo a echar raíces porqué mis pies no me dejan tomar
posesión de ningún trozo de tierra… ¡todo por descubrir!
«La
vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el
esbozo de un sendero».
—Hermann
Hesse—
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