UN SOPLO FRÁGIL

Del cómo y cuándo aterrizamos en este valle está casi todo escrito. Nuestra ruta a seguir viene confirmándose con el correr de las décadas. Una infancia que marcará con la impronta del localismo, familia, colegio, amistades... y, que infiere un carácter y personalidad difícil por no decir imposible de obviar.

Pubertad y juventud vividas con la sensación de eternidad que desaparecerá en las postrimerías de una edad madura. Pendientes de un gesto, una palabra, una sonrisa que den sentido al momento, a una vida que solo a través de gestos se va llenando de riqueza que el ser humano restringe y evita para entregar en el último momento, ese, ese que ya no tiene vuelta atrás, en el que todo es perdonado u olvidado porqué ha dejado de ser valorable.

«Líbreme dios del día de las alabanzas», frase que escuché en repetidas ocasiones de voz de mí padre…tardé mucho tiempo en asimilar estas palabras que he ido entendiendo a base de empirismo. Todo halago postrimero que jamás se pronunció en la mañana, el atardecer o la noche, obsoleto queda aquí, y a la postre, prescindible.







Hacer saber a quién te rodea y acompaña en el paseo, todo lo que provoca en ti, en el momento; arrancar una sonrisa de agradecimiento por la ocasión que se viene a compartir y, que de tan mala forma gestionamos.

¡Me olvidé tantas, tantas veces de decir te quiero! hasta convertirlo en un grito silencioso que no supo encontrar vía de transmisión alguna. Una coraza revestida de frialdad para amordazar una fragilidad que no quiere ser mostrada sin apercibirse de que la verdadera fortaleza radica en lo contrario: mostrar sentimiento y emoción por más que quedemos desarmados.

La lucha del guerrero, entre ser, estar y parecer. Ahogados en un mundo de apariencias donde el ser va perdiendo su propia esencia que, es la de mostrarse tal cual es, siente, vive, disfruta o sufre.

¡Cuánto olvido imperdonable cargado a la espalda de esos guerreros sin causa! transitando en universos perdidos.

 

«No es el ruido mundano más que un soplo de viento, ahora de un lado, ahora del otro, y muda el nombre como cambia el rumbo».

«La divina comedia». — Dante—

 

 

 

 





Comentarios

Cuentos chinos

LOS ABRIGOS DE ENTRETIEMPO

EL ÉXODO DE LA PALABRA

CÍRCULO SUSPENSO

UNA LUZ INQUIETANTE

LA HUIDA

LIENZO EN BLANCO

SILENCIO

EL OJO DE LA CERRADURA

EL FINAL SOLO ERA UN NUEVO PRINCIPIO

«PRINCESOS»