ESPEJOS


Espejos con cornucopias que adornan la imagen reflejada…

Interior coincidente con un exterior que no corresponde.

Paseo de siglos donde todo cambia para seguir igual.

Estrategias contagiosas, que no modifican sino el escenario, manteniendo viva la esencia como si nada se aprendiera o pudiera transformar el ser…

Imágenes distorsionadas convenientemente por el observador omnisciente; conviene al observante imaginar y plasmar en la retina aquello que le es provechoso a su propósito e interés. Lejos del objetivo final que sería la revelación de la existencia.

A veces el reflejo muestra un contenido distorsionado y, así transforma en zafiedad lo que solo es un miedo irrefrenable a conocer la entidad real, la verdadera, la que oculta, solo vive en territorios no explorados por el miedo a enfrentar.






Detrás de los espejos se esconden duendes traviesos que juegan con nosotros a confundirnos. Se entretienen viendo nuestro estupor, traviesos ellos, hasta que deciden apiadarse y secar nuestras lágrimas…


«Yo que sentí el horror de los espejos

no sólo ante el cristal impenetrable

donde acaba y empieza, inhabitable,

un imposible espacio de reflejos

sino ante el agua especular que imita

el otro azul en su profundo cielo

que a veces raya el ilusorio vuelo

del ave inversa o que un temblor agita

Y ante la superficie silenciosa

del ébano sutil cuya tersura

repite como un sueño la blancura

de un vago mármol o una vaga rosa,

Hoy, al cabo de tantos y perplejos

años de errar bajo la varia luna,

me pregunto qué azar de la fortuna

hizo que yo temiera los espejos.

Espejos de metal, enmascarado

espejo de caoba que en la bruma

de su rojo crepúsculo disfuma

ese rostro que mira y es mirado,

Infinitos los veo, elementales

ejecutores de un antiguo pacto,

multiplicar el mundo como el acto

generativo, insomnes y fatales.

Prolonga este vano mundo incierto

en su vertiginosa telaraña;

a veces en la tarde los empaña

el Hálito de un hombre que no ha muerto.

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro

paredes de la alcoba hay un espejo,

ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo

que arma en el alba un sigiloso teatro».

 

«Los Espejos» —Jorge Luis Borges—

 

 

 






Comentarios

  1. ¡Guau!
    Algunos pensamientos y reflexiones sobre la propia imagen, que muchas veces nos devuelve la de un desconocido, aunque sea momentáneamente, los tenemos todos aquellos que nos miramos sin intención alguna, mecánicamente, y terminamos confusos y negándonos a aceptar que aquella persona del reflejo seamos nosotros.

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    Respuestas
    1. Los espejos son engañosos, embusteros y maliciosos...¿o no? quizá porque esperamos que reflejen la imagen que solo está en nuestra cabeza. Gracias por tus comentarios. ¡Saludos!

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