ADJETIVOS POSESIVOS


«La calidad al servicio como corresponde a la más distinguida clientela de esta ciudad».

Así rezaba el cartel de la tienda de corsetería fundada por el tatarabuelo de Esperanza en aquella ciudad pacata, apostólica, romana y recogida. Una tienda cuyo principal activo era el invento de un artefacto torturante, relleno de unas varas llamadas ballenas que hacían las veces de contenedores-contenidos del cuerpo de las maltratadas féminas, decididas a vivir en la apariencia de una figura que no les pertenecía.

Tenía como segundo inconveniente —nada desdeñable—, la facultad de bajar la libido con un solo guiño de reojo. La imagen de un cuerpo atravesado por aquel andamiaje no ayuda ni al más aguerrido de los amantes, y, una de dos…o haces acto de presencia cuando ‘aquello’ ha sido despojado del tronco…o mejor dejas pasar la ocasión que se pintaba calva para momento y lugar más propicios. 




Elvira pasa cada día de camino a la escuela por delante del escaparate sin detenerse por miedo a ser descubierta, y, con ello, airear el secreto escondido debajo de sus ropas. Su mundo reducido a las clases en la escuela parvularia, sus lecturas, sus bordados, y los domingos de misa y vermú. Atesorado todo ello para sí, sin compartir con nadie no fuera que al hacerlo se rompiera de plano todo el hechizo. Día tras día maquinando, planeando la entrada a la tienda a una hora en que a la clientela habitual no se le ocurriera hacer acto de presencia. Elvira nació en un tiempo que no le correspondía. Hoy nada de esto hubiera perturbado su paz. Internet, un botón…y… ¡zas! Desde tu poltrona, sin ver ni ser vista puedes comprar hasta lo no inventado, a tus anchas, sin miradas indiscretas. Nadie sabrá lo que escondes con tanto ahínco.






Quizá si su crianza no hubiera estado repleta de papillas de harina de maíz, su armazón hubiera resultado más fino, más señorial, pero su cuerpo había ido adquiriendo con los años forma de botijo desde el cuello hasta la rodilla. El tronco marcado por las incontables horas que las ballenas incrustadas en su ser habían dejado unos surcos imborrables, como cicatrices que, el tiempo otorga al pasar a quién no está dispuesto a renunciar con una mezcla sadomasoquista que acaba por dañar no solo el plano físico. Hasta que un día como en una tormenta de rayos se disparan todos los resortes, la carne retoma el lugar correspondiente y el reflejo en el espejo silba:

—¡No era para tanto!

Allí donde todo lo que había permanecido oculto por décadas a la luz, resplandece en cada mentidero bajo el palio de:

—¡No te lo vas a creer!




La contestación al malévolo vitral debería ser:

¿Cuál era la necesidad de contarlo si de antemano él o la relatadora tiene la casi certeza de que no será creído?…





Elvira no lo sabe, pero a la vuelta de la esquina, agazapado, espera un tiempo sin ataduras, de cuerpos libres que alzan el vuelo hasta donde su osamenta les permita llegar…unos lo harán muy, muy lejos…otros…quizá solo alcancen a levantar los pies de la tierra…cada ser tiene su afán…

Con el tiempo, el edificio, ya para entonces medio ruinoso, fue derribado y en su lugar se levanta un garito de tres plantas con luces de neón y música macarra; mucho más concurrido ahora de lo que fuera su anterior construcción…sin fajas, a lo loco y de cuerpos flotantes entre la neblina de una fingida libertad…que mueven su esqueleto sin pudor y sin vergüenza algunos.

Desde un escenario surrealista el grupo del momento: «Con un par de güevos», grita la canción que se escucha en mil kilómetros a la redonda y a la cuadrada:

«Mi, tu, su…mi barriga que se desploma en cascada…tu barriga recogida en un pliegue cual fuelle que sopla hacia dentro…su barriga apunta en dirección este u oeste según cambie la veleta…ni mi ni tu ni su… ¡ni faja ni fija ni da esplendor!   A mí lo que de verdad me importa no es el continente es tu contenido» …

No me atrevo a trascribir el resto de la letra… ¡Me da vergüenza!

 
















 

Comentarios

  1. El corsé es un atuendo antinatural y diabólico. La canción tiene su qué, eh.

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    1. Un invento infernal y castigador. De la canción no me hago responsable...ja, ja, ja...¡Saludos!

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