VEINTE FORMAS DE SEDUCCIÓN Y UN CLIMA DESESPERADO

 

—Menos es más, ahórrate palabras que no son necesarias.

—Mira que vas limpio de polvo y paja.

—El espejo nunca te dirá la verdad: pregúntale a tu madre.

—No abuses de los «qués» ni de los «porqués».

—¡Ni se te ocurra bostezar!

—Nada de frases de Paulo Coelho ¡Haz el favor!

—Corte de pelo, sí, pero hecho hace una semana, el día de la cita no. Siempre quedan pelos suelos incordiando que quieren formar parte de la cita.

—Perfume, vale, pero con moderación. Hay individuos que anestesian y, así la cosa, no prospera.

—¡Ah! Importante: lleva un sombrero por si es necesario que te lo quites ante ella.

 

Toda esta batería (y mucho más, omitida para no hacer de esto un escrito bíblico) es lanzada por Máximo a su amigo Ciro ante la que será la primera cita del segundo con una chica que conoció medio por casualidad al tropezar con ella a la salida de la farmacia.

No pregunten ustedes como de un accidentado encontronazo salió una cita. Yo no lo sé y, tampoco, es que sea relevante para el caso. La cuestión aquí es la posible seducción que el novato Ciro intenta poner en práctica a pesar de su diletantismo sobre semejantes mañas.

Para cuando la damisela hizo su aparición, Ciro había empapado su camisa con un reguero de sudor que recorría el torso hasta llegar a la bragueta, hecho este que le hacía parecer meado.

Nervioso, cada vez más, el sudor ya era incontrolable. La mezcla del perfume con el sudor daba como resultado un olor raro, como si al lado hubiera un asador de sardinas. El ‘río’ amenazaba con desbordarse, pues, había alcanzado los zapatos de ante azul elegidos por la madre en una de las más célebres zapaterías del pueblo grande y que en este momento ostentaban el regalazo de una mancha impresa de difícil descripción.

No había modo ni manera de parar aquello. Cuanto más se esforzaba Ciro por tranquilizarse más nervioso se ponía…más sudor…más empapamiento del atuendo que con tan mimo preparó…

La muchacha se acerca, saluda, intenta un gesto amable tratando de esconder el rechazo que le produce ver a Ciro con aspecto de acabar de salir de la ducha… ¡Pero vestido!

Ciro ensaya un saludo. Su seca garganta por el susto-disgusto se niega a ejecutar sonido alguno. La muchacha lo mira estupefacta sintiendo que ha metido la pata hasta el corvejón al aceptar una cita con el tipo sudoroso que tiene enfrente.

—Lo siento, he venido por no hacerte el desplante, pero tengo que irme. Me esperan en casa. Celebración familiar…ya sabes…

—Claro…

 

—¿Qué tal salió el plan? ¿Pusiste todas mis recomendaciones en marcha? —Pregunta Máximo a su amigo.

 

—Ni tiempo tuve. Pero algo he aprendido. Cuando quiera una nueva cita, me iré a Toronto o a Vancouver o a Montreal…Allí es posible que ligue a una chica o en su defecto una pulmonía…

Moraleja: el tema seductativo se lleva mejor en climas fríos que conservan cada cosa sea cual sea su idiosincrasia en perfecto estado. El calor acaba por apergaminarlo todo, secarlo hasta llegar a la putrefacción. Tenedlo en cuenta que, además Canadá es un lugar muy bonito, con sus magníficas Montañas Rocosas…qué si no ligáis…siempre podéis haceros una escaladita…

¡Suerte!

 

*También podéis ir a la librería y comprar un libro de autoayuda de esos con títulos tales como: «Cómo seducir siendo un gañán» o «Aprender a seducir con la técnica del caracol» …no sé…yo es que de estas y otras cosas no entiendo ni lo justo. Un consejo de oro proveniente del propio empirismo: la más y más efectiva forma de seducción es la indiferencia; esto puede que algunos no lo entendáis, pero, que funcionar, funciona.

Que los hados os sean propicios.









 

 

 

 

 

 

 

 


Comentarios

  1. Bueno, a este paso, Canadá se va a quedar con un paisaje lunar. Por lo demás, innegable erudición.

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    1. Siempre habrá quien prefiera el desierto...ja,ja,ja...Gracias por el cumplido. ¡Saludos!

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