PANALES DE AMARGA MIEL

Un gran panal construido a base de paneles semitransparentes a lo largo y ancho de toda una planta que ocupa cientos de metros cuadrados. Cada una de sus celdas es la fábrica de los irreales sueños de los pobladores anclados a una incierta vida. La rutina transforma convenientemente la absurdez de un existir sin meta en el espejismo dorado pleno de exuberante vida.

Cientos de obreras elaboran a diario una miel con sabor a hiel amargamente engañosa, mientras filtra su néctar a través de agujas invisibles inventadas con la misión de lacerar hasta el más recóndito lugar de los cerebros.

Cada obrera en su celda confeccionando el calendario de los deseos incumplidos en tanto cubre las necesidades del hexágono a la espera de sus treinta días de libertad. Treinta días de libertad vigilada, custodiada por los miedos y prejuicios adquiridos en el polígono de anclaje que es su vida desde hace más de veinte años, conduciendo por la autopista desde donde es escoltada por el ojo que todo lo ve.

Y que dos décadas después encaminará su existencia al paraíso terrenal indisfrutado, lleno de promesas que en su mayoría dormitarán en el limbo. …

…Y llegó el día…y llegaron las lluvias…y terminó el calor… y la autopista amaneció cortada por la inundación de carruajes sin conductor …y la vida paradisíaca soñada fue otro más de las engañosas fantasías formadas mientras en una celda condenados sin juicio unos seres pasan su existencia a la espera de alcanzar lo que tal vez nunca lograrán: libertad.

Solo somos cuestión de tiempo de un breve espacio de tiempo. Paradójicamente la celda del panal que alimentas durante la mitad de tu vida será el nido custodio de tu osamenta.

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