REBAJAS, DESCUENTAS, RESTAS

 


¡Joder Mary! Cuanto más compramos más ahorramos…

¡Arriba las rebajas!

…Sí…sí…verás el ahorro cuando llegue el extracto de la tarjeta de crédito…

Y llegó la factura del final de los finales tristes de un mes agotador de patear calles, centros comerciales, comercios de toda índole y manufacturas y, con ello, la entrada en pánico con acuse de recibo.

El origen de las rebajas se remonta a principios de los años 30 en Estados Unidos cuando un empresario pensó en una manera de deshacerse de toda la ropa que no se había vendido durante la temporada y que no hacía nada más que coger polvo y pasarse de moda en los almacenes.

Esta estrategia llegó a España a mediados del siglo XX de la mano de dos primos españoles, Pepín Fernández y César Rodríguez, quienes, tras regresar de Cuba, implementaron en sus respectivos comercios el modelo que ya aplicaban los estadounidenses. Aquellos establecimientos no eran otros que El Corte Inglés y Galerías Preciados, este último conocido en aquella época como Sederías Carretas. Ambos fueron los precursores de las rebajas en España, toda una revolución en su momento, cuando las colas kilométricas ocupaban las entradas de estos comercios, *https://cadenaser.com/nacional/2025/01/24/pepin-y-cesar-los-dos-primos-que-inventaron-las-rebajas-en-espana-cadena-ser/




Desde aquellos comienzos hasta la actualidad una especie de frenética locura invade las ciudades como si en el lecho de los cajones de una tienda fuéramos a encontrar la piedra de la felicidad. En el final de esta transición lo único que yo encuentro es un par de cosas o tres a las que no les he descubierto utilidad alguna, pero, oigan ustedes ¡Y el dinero que me he ahorrado comprándolas en rebajas! ¿Eso qué? ¿Acaso eso no importa?

Gracias a que termina este periodo de onomatopéyico ahorro. Lo que ahorras en compras lo gastas al final en pañuelos de papel para secarte los mocos y las lágrimas.

Aunque algunos o algunas crean lo contrario, el mundo ni está en venta ni a nadie pertenece.










Comentarios

  1. ¡Jajajaja! Esto es tan Consu que oigo tu voz al leerlo. Y personificar unas lineas a priori, impersonales, es difícil; a no ser que se tenga el cuerpo etéreo y sempiterno de quien desprende duende, gracia y esencia únicas. Gracias

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    1. ¡Ay! es que ya sabes mi querida Sara que no es la presencia, ¡ES LA ESENCIA! creo que no debería escribir cosas como estas que dejan al descubierto esa "esencia" que me invade... ja, ja, ja. Gracias, mi mágica Sara.

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