LAS MUJERES DE LORCA
La primera vez que vi la obra
en el TEATRO ESPAÑOL, protagonizada
por Irene Gutiérrez Caba, poco
conocía yo de la creación de Lorca. La segunda, en el CENTRO CULTURAL DE LA VILLA, en esta ocasión con Margarita Lozano. Impresionantes las
dos, aunque tengo que decir que el carácter que imprime Irene Gutiérrez Caba, no lo percibo en Margarita Lozano. Es una opinión personal y como tal subjetiva.
Al margen de cómo y de qué
manera esté representada, creo que la importancia es centrar la atención en lo
que allí acontece. Contiene una gran influencia de la tragedia griega, con los
añadidos de tradición, represión… que se ejercían en este bárbaro país sobre la
mujer, especialmente en medios cerrados como lo era el rural, dónde la vida de
las mujeres se limitaba a la obediencia férrea según fuera su condición de
soltera, casada o viuda. En el primer caso a la familia, en el segundo a esta
—nunca desaparece— y al marido; en el tercer supuesto, a una sociedad que mira
con lupa y no permite el menor desliz.
Quedan reflejados en la obra
de Lorca todos los matices y claroscuros de la condición humana —inhumana,
diría—. Los celos, la envidia, el odio, la servidumbre, el miedo…la lucha por
un poder que está fuera de cualquier alcance. No creo que este grupo de mujeres
llegue a tomar conciencia de que ese poder está y forma parte de ellas, solo
deberían tratar de encontrar la fórmula de ponerlo a funcionar.
Angustias: la carga y el carácter
que puede llegar a imprimir un nombre. El apelativo no puede describir mejor en
este caso a una mujer atormentada, desesperada y triste; no sabe manejar sus
propios sentimientos se deja llevar por la fuerza de Adela, otro motivo más
para la envidia y el odio que genera esta relación.
ADELA: Lorca
ficcionaliza este suicidio. Adela no se suicida. Es de suponer que introduce
este dato apostando por un dramatismo enconado del que hace gala toda la obra o
quizá para seguir perpetuando un luto intrínseco, privativo de Bernarda.
Contraste de blanco y negro,
reflejo de pureza y muerte. Es extraordinaria la simbología utilizada para
plasmar todo un clima asfixiante y corrosivo.
En más de una ocasión me he
preguntado cual hubiera sido el comportamiento, la forma de llevar —bastón en
ristre— esa casa, si Bernarda en lugar de hijas, hubiera tenido varones.
Comentarios
Publicar un comentario
Soy toda "oídos". Compartir es vivir.