ÉTICA, ESTÉTICA Y OTROS ANIMALES



Hacer el bien sin esperar nada a cambio, ¿Esto qué es? —Se preguntarán en mil y una tribus a día de hoy—.

¿Es éticamente imprescindible? ¿O lo prescindible sería hacer el mal, con lo cual toda esta carga dialéctica sobre moral, ética y costumbres queda para los estoicos, socráticos o aristotélicos?

Para entender la diferencia entre bien o mal hay que leer a los clásicos. Igual no se aclara nada, pero entretienen…

El ético ¿Nace o se hace?

Pues está claro. Dependiendo del tipo de sociedad en que le toque aterrizar; supeditarse a valores que esté dispuesto a defender, someterse a sus sentires. Su estética irá acompañada de la correspondiente ética —o no— en este mundo de ideas —de idas y venidas— es muy fácil perderse o equivocarse. Lo importante es no perder la orientación. Cada cual que se fabrique su brújula o sus bastones…

¡Qué queréis qué os diga! …de todo lo leído —tampoco tanto— hasta hoy, me quedo en el jardín de Epicuro. El Jardín ofrecía un lugar tranquilo, alejado del bullicio de la urbe. La Paideía se centraba en los elementos de la formación, que harían del individuo una persona apta para ejercer sus deberes cívicos. Bajo este concepto se agrupaban elementos de la gimnasia, la geometría, la gramática, la retórica, las matemáticas y la filosofía, que se suponía, debían dotar al individuo de conocimiento y cuidado sobre sí mismo y sobre sus expresiones.

Puedo asegurar que una de las disciplinas de más «autoayuda» es el deporte. Ahora no recuerdo quién es el autor de la siguiente frase, pero convencida cada vez más, de que: «En un cuerpo sano habita una mente sana».

Eran admitidas al Jardín, personas de toda condición y clase. Incluía a personas respetables, pero, igualmente a gentes de vida disoluta. También a mujeres y a esclavos, lo que en aquella época constituía un hecho inusual para una escuela filosófica causante de escándalo en una sociedad en la que, de momento, no tenían cabida ni mujeres ni castas inferiores. 

Creo que he llegado a una conclusión más o menos favorable a mi sentir: «nunca te metas en lo que no te importa».

Seguro que en su día ya lo dijo algún filosofo ilustre, pero como sea que no lo he leído todo y, de lo leído, recuerdo la mitad, pues aquí quedo como autora indiscutible de la sentencia.

¡Me da tanta pereza todo! Todo, en general. Ver cada amanecer y confundirlo con el alba de hace tres siglos. No soy capaz de imaginar que será de este mundo, ¡qué escribirán autores refutados sobre nosotros dentro de tres siglos!…

«No hagas a tu enemigo lo que no quieres que te haga a ti». Frases de libros «autoayudatorios» ¡Qué bonito y edificante! …a ver quién es el guapo que cuando tiene a alguien al frente de su existencia amargándole la misma es capaz de desearle: «qué seas feliz».

Sabemos que todo en teoría —o casi todas las teorías— son magníficas; la doctrina estoica se basa en el dominio y el control de los hechos, cosas y pasiones perturbadoras de la vida —ni qué decir de la valentía necesaria para poner esto a trabajar—.

Objetivo: alcanzar la felicidad y la sabiduría prescindiendo de los bienes materiales. Esto requiere capítulo aparte. Hay una gran mayoría de «materiales» que no sirven ni para salir de paseo, pero ¿Qué hacemos con todas las inutilidades que el mundo actual ha convertido en «imprescindibles»?

¡Claro! en la Grecia de esos años sería muy fácil pasar del móvil…

¡A ver qué hubiera hecho hoy el listo de Sócrates! ...hay que quitar hierro y material al asunto para evitar no caer en la locura.  Cuando vienen con el sello de algún afamado filósofo, más todavía…pero, miren ustedes, esto de la filosofía es como Corín Tellado, pero en raro (lo decía el gran Gila), —ojalá pudiera presumir yo de ser la autora de tal pensamiento—.

Vamos parcheando como podemos y, andamos con lo puesto o con lo que nos es permitido andar. De nada sirven las culpas; es la responsabilidad de nuestros pensamientos la que nos mantiene atados a un sistema que hace aguas por todas partes.

No seré yo quien se atreva a enmendar la plana a nadie…





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