MARIPOSAS EN EL ESTÓMAGO


—«Mayo, promesa de lo que se avecina».

Comidas en familia, playa, bikini…

—«Preferiría estar muerta».

Más de tres años desde el momento que se tropezó con León.

En los pasillos de la facultad se concretó una especie de contraseña no verbalizada cada vez que cruzaba el «leonino».

Como las cosas suceden sin que tengamos arte ni parte en ellas, pues…una cosa llevó a la otra…y…

—Un poco llenita estás. Eres mona, pero quizá con unas clases de gimnasio…

Hasta ahí, ella, con una talla treinta y ocho, no había imaginado —no se había imaginado «llenita»—.

Fue el detonante que activó el proceso de:
—«Mi boca cerrada a cal y canto hasta el fin de mis días». 

Veinte kilos de menos y tres años después, no tenía nada que perder. León se fugó con otra.
Cada quince de mayo recordaba enviar un ramo de margaritas amarillas al mausoleo.






















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