COSTES, CUESTAS Y OTROS DESVARÍOS
¡Lo que cuesta una cuesta!
El coste de las cuestas —qué
cuestan lo que cuestan— es directamente proporcional al esfuerzo requerido para
vencerlas.
Una cuesta, sin coste, no es
una cuesta de categoría.
Hay que adjuntar el coste
ajustándolo al valor de lo que la cuesta implica.
Empeño al subir la cuesta del
olvido.
Empeño en la bajada.
Si en la tarde de uno de tus
días olvidaste el coste de la cuesta, estás en el camino de subir cuestas aún a
costa de no volver a recordar la escalera que te encumbró a la cima.
Y si la cuesta se vuelve
infranqueable, busca otra «cuesta» sin espinas.
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Soy toda "oídos". Compartir es vivir.