BORDES, BURDELES, BASTARDOS
¿Qué tienen en común borde,
burdel y bastardo? Pues según la realísima academia de la lengua todas estas
acepciones caben en la palabra de marras. Sabido esto habrá que pensar si nacer
fuera del matrimonio o en un burdel convierte a alguien en persona antipática o
impertinente.
Basilio Bordes con su pelo
encrespado que hacía juego con la barba hirsuta, que más parecía un desafío a
todas las leyes de gravedad por lo rebelde de su caída en indomable cascada. Su
cualidad de borde, sinónimo de bastardo nacido en un burdel no ayudaba a la
hora del respeto que todo ser andante merece…
Este aterrizaje en la vida lo
había dotado de una timidez tan extraordinaria que, no acertaba ni a dar los
buenos días cuando se encontraba con los lugareños de aquel trozo de tierra
perdido en el mundo.
—Qué tipo más borde.
—Debe salir al padre.
—Eso debe ser, ¡Por qué la
madre!…
Él, con la cabeza incrustada
bajo el ala de su sombrero pasaba como lo haría una sombra siempre cabizbaja
dando vueltas al significado de una dedicatoria infame, gracias a un apellido
que creía no merecer.
Le hubiera preguntado al maestro, pero no se atrevía a acercarse y mucho menos a abrir la boca; sentía que su ignorancia podría ser la causante de echar sobre él más tierra. Cuando por fin toma la decisión y con un tembleque campanillero acierta trastrabando las palabras lanza la pregunta al docente …y, el consejo del educador es que hable con su madre…
—Tanto miedo para esta solución. ¡Tócate las narices! —Piensa.
Su madre posiblemente
descendiente al igual que el hijo de un borde, sorprendida ante tan tardía como
inesperada inquietud del hijo y, poco dada al disimulo —es una borde por
tradición familiar— no sabe muy bien que contestar, no acierta con las
palabras, no sabe cómo explicar a ese hijo engañado por años sobre el lugar de
su procedencia.
Él, insiste en la pregunta y
ella en el ejercicio —por no decir vocación— de su apellido le manda a tomar por
el culo. Así, sin anestesia.
—¿Por qué no te das una vuelta
por el pueblo grande? A ver si así se te quita esa tontuna que te ha «entraó»
con la procedencia. ¡Qué más dará de dónde vienes! Lo que importa es el estar.
—¡Pero madre! Es que todo el
mundo me llama borde al pasar…y lo hacen con retintín… ¡Qué yo lo noto! ¡Qué no
es por mi apellido… ¡Qué!…
—Ni qué ni c’á…te vas a la ciudad a dar un garbeo y
te olvidas del tema. No se hable más, cansino, más que cansino.
Llevaba más de media hora
descaminando calle sobre calle sin saber muy bien hacia donde encaminarse. Como
la casualidad no existe, vino a pararse delante de un portal en el que aparecía
un cartel en principio poco llamativo, pero que para él fue como si un rayo
revelador hubiera aterrizado a sus pies.
A cuestas con su condición de
indeciso pasó más diez minutos contemplando la inscripción hasta que una señora
de edad indeterminada sale del portal y le pregunta sujetando la puerta:
—¿Entra usted?
Incapaz de una negativa, baja
aún más la cabeza y regala un inaudible gracias colándose hacia el interior.
Para no cruzarse con alguien que pueda preguntarle sobre su presencia allí,
decide subir por las escaleras.
—«Deben ser como unos
trescientos escalones, más o menos. Todo vale con tal de no ser incordiado».
Delante de la puerta un
timbrazo que se debió de oír en diez kilómetros a la redonda consigue que una
enfermera «borde» lo mire de arriba
abajo al tiempo que pregunta por el motivo de su presencia.
—No, no tengo cita. Me
gustaría ver al doctor un momento, solo es una pregunta.
—El paciente de las tres se
retrasa, mejor, es un borde de tomo y lomo. Preguntaré al doctor si puede
atenderlo. ¿Su nombre?
—Basilio Bordes.
—¿Qué? ¿Me toma el pelo?
—No, señora. En verdad ese es
mi nombre.
Al borde del patatús, la
enfermera borde, cruza el pasillo a paso de caballo y entra como tal en el
despacho del galeno. Cuando éste escucha el relato ordena a la enfermera que lo
haga pasar de inmediato, mientras, a su cabeza llegan fogonazos de un tiempo
que no por pasado fue mejor.
—Y dígame ¿Qué le trae por
aquí?
—Yo, yo, yo…he visto el cartel
y, perdón, no quisiera…
—¿Cuál es su problema? Si es
que tiene alguno, claro.
—Mi problema es que la gente
me mira mal, que allí por donde paso voy dejando un rumor de voces que a coro
entonan: borde, borde, borde…sí, es mi apellido, pero seguro estoy que no se
refieren a él cuándo me ven pasar. Pregunté a mi madre y nada quiso
contarme…yo… a mí…me gustaría…
—Esto tiene un arreglo fácil.
Tiéndete en la camilla.
Cuando llegó a casa ni su
madre lo reconoció. En su cara brillaba una sonrisa hollywoodiense cosida con todo el amor que un padre es capaz de
poner en el empeño de cambiar el destino de un hijo.
La maldición de los «Bordes» terminó en la camilla del
cirujano que un día la causó.
Al margen de la raiz semántica o ese juego de palabras que "da derecho a esa palabra de existir" ,considero que, igual que se añaden palabras al diccionario por la Real Academia de la Lengua, hay palabras que deberían de desaparecer de los diccionarios, por múltiples o únicos motivos. Es un insulto, y ya debería ser suficiente, como tu has dicho proviene de borde. No es justo. Los hijos o las personas, en la mayoría de edad debe primar los derechos como adultos o los premios o castigos en función de su sólo comportamiento, y "menos saga". Se puede ser huérfano de padre, de madre, o de ambos, eso es justo y suficiente. En la mayoría debería primar la religión del hijo. todavía por inventar, ¿será también monoteísta?. Las dos religiones monoteístas han cuidado mucho el ego del macho adulto, peligroso en poder mental y muy importante de mimar, para evitar maldiciones y serios problemas escatológicos. ¿Cuando llegará la mayoría de edad antropológica? . Cuanto hemos sufrido las mujeres, en nuestra minoría de edad antropológica y continuamos sufriendo, ¿llegará el fin del mundo antes de disfrutar, responsablemente -siempre padeceremos algún tipo de injusticia o alguna etapa no vivida-, nuestra mayoría de edad antropológica. Han creído realmente que estábamos en ella y han sido atrevidos de vivir desfronterizados. Y tonto el último. Pero sí, saben que engendran y todo lo demás existe en un laberíntico juego de roles. Feliz hallowen, día de todos los santos y día de difuntos.
ResponderEliminarSobre el tema de burdeles, debería estar prohibido tanto públicos, agravantes -no pareceescuela, lo son -por ejemplo el barrio rojo de holanda y los chavales y chavalas paseando , como si fueran ciegos-, como privados, proliferan sin prohibición y tiene consecuencias graves en el tema del proxenetismo, mujeres que envejecen y consiguen vivir de los réditos de las jóvenes o de hombres que viven de lo mismo, de los beneficios que generan ellas. Además tengo dudas de que su misión no sea "cargarse" a las viejas que ya no sirven. Si en los matrimonios ya existe esta tendencia, de que la mujer sea más joven que el varón, en los prostíbulos o burdeles se produce aumentado, una mujer se casa si es su alter ego o representa una musa, alguien muy especial , además de estar dotada de dote, sino se vive como amante, si ella proporciona la vivienda, sino vive "su frustación", la única que admite, sino ella es "una cualquiera" que ha tenido que dejar, normalmente; por lo que la conclusión a lo que llego, que faciliten dinero en los burdeles, es que van a hacer cosas por los que una mujer "normal" denunciaría. Otra sospecha, es que el burdel es peor que el peor matrimonio, que acaba con la vida de la mujer; en el burdel debe ser la "vieja" que matan aleccionando a la "joven" que obedezca, excepto si proporciona jóvenes que si sirvan. Alcahueta de la mala vida. La imaginación con los datos que proporciona la prensa y otras realidades no es nada halagüeña. Que lo que llega a las mujeres de bien, que son sus estupendas mujeres, que no dudo que lo son, es esta historia de pasar a lo indígena y que la que no pasa por el Haro de su tribu se encuentra solita en este mundo cruel y el fruto del trabajo llega a poquito, igual si lo intenta solita, un ayudante está muy castigado y éste y sus amigotes la lleva a estos lugares o bien un proxeneta transformista, su mejor amiga. No sé porqué siempre están relacionados o parece con este mundo de los burdeles. Por ello resulta imposible apoyar la movida transgénero, no recuerdo las siglas, los de la banderita de colores, parece una trampa para lesbianas. Y sobre las voluntarias, para eso, como sería la mártir, al manicomio o a la rehabilitación, a las que les quede algún tornillo en su sitio, y los beneficiarios, los proxenetas, mujeres, transexuales o novios o consejeros falsos a la cárcel. Clientes no hay ninguno. Sin ellos no existiría. Son el alma del asunto. Gravísimo el apoyo de los gobiernos. No quiero imaginar que papel juegan las fronteras en este asunto. Pienso y no se me ocurre nada. Se me paraliza la imaginación culturizada.
ResponderEliminarSopla la vela. De espiritual aquí no hay nada. Sólo a un hombre estudiando no se le desfigura la cara ni se le congela el cerebro y el alma.
ResponderEliminarY sonríe...¿No tienes alma? ¿Con tu felicidad basta?
ResponderEliminar