UNA LUZ INQUIETANTE

Cercana a la bahía de Bengala se desparrama sin orden ni concierto una pequeña aldea que acogía sin saberlo, un oráculo infalible: la vaca iluminada. Aquella inquietante luz que manaba del corral, provenía de una vaca muy especial, como un claro exponente de alarmas previsoras contra las adversidades caídas de un cielo, en ocasiones, nada protector.

Cada vez que se avecinaba una tormenta el bóvido se iluminaba como una lámpara de miles de vatios, alumbrando así, cada rincón, cada calle por la que iba vagando.

De julio a septiembre cuando el Monzón se acercaba, aquella lámpara andante daba luz a toda la aldea creando a su paso toda la intendencia necesaria para poner a salvo sus mal contadas posesiones; sabían muy bien que la gaay (vaca en hindi) era infalible, ya habían experimentado sus aciertos en pretéritas ocasiones.






En su vagar por las calles iba dejando a su paso un resplandor que convertía la noche en día y las sombras en claros lunares; las sombras se evaporaban detrás de sus pezuñales andares.







Al inicio del prodigioso descubrimiento toda la comunidad —incluidos los dueños del brillante mamífero— no salían de su asombro, hasta que el hábito y la costumbre dieron paso a la desidia que traía consigo el amaestramiento de la retina hacia fenómenos inexplicables como lo era aquel.  A lo sumo algún comentario escapado al azar, como se caen las palabras no procesadas: «Parece que se acerca la tormenta». Y los cielos se abrían sin compasión. A medida que el agua corría desbocada, la vaca se iba apagando hasta tomar de nuevo su condición bovina. Con el tiempo, muerta ya la capacidad de asombro de este faro ambulante, el personal perdió además la facultad para prevenir futuras tormentas, y con ello, el auxilio y amparo requeridos para buscar protección.






Y así, poco a poco, como ocurren las cosas que de verdad importan, tarde aprendió ese colectivo que a la luz por más inquietante que esta sea, hay prestarle atención.

Sus dueños asombrados por un fenómeno que escapaba a su comprensión consultaron con el gurú comunitario.







—Es la luz del manantial último. —Dijo este mientras se retiraba a su choza.

Darsha* y Deepak* giraron sobre sus descalzos talones meditando sobre la frase del sabio en la que más que una respuesta encontraron varias vías de interpretación.

—¿Nos anuncia que esta será la última tormenta? —Pregunta Deepak sin convicción alguna.

—¿El fin del mundo? —Contesta con la misma dosis de incertidumbre Darsha.

Cuando Darsha entró en el corral con la comida del día no encontró a la vaca por ninguna parte. Ni rastro. El cubil que hasta entonces había sido su morada aparecía iluminado, resplandeciente; una luz inquietante se derramaba hacia el resto del corral alumbrando cada grano de trigo que encendía la cresta de las gallináceas al ser engullido, se expandía más y más hasta alcanzar todo el territorio, la cima de la colina, cruzar el valle, navegar por el río… iluminando todo a su paso. La fuerza de la tormenta no pudo apagar aquella inquietante luz.






Las vacas en India simbolizan a la madre tierra, la naturaleza, la fertilidad y la abundancia. Los visitantes foráneos desconocedores de las deidades que representan a este animal sagrado para los hindúes no entienden o no están capacitados para asumir la abundancia de una inquietante iluminación.

 #Namasté

 

*Darsha: nombre de mujer que en hindú significa ‘ver, percibir, tener visión’.

*Deepak: nombre de varón que en hindú significa ‘lámpara, fuente de luz’.

 


















Comentarios

  1. Hola Consuelo. Me ha encantado lo de las gallinas neo-punk con las crestas iluminadas por comer el trigo. Y también la frase de que a toda luz hay que prestarle atención. Buen relato impregnado de cultura hindú. Un saludo.

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    1. ¡Qué buen apunte el de las gallinas! ¿Imaginas una revolución de gallinas iluminadas? Muchas gracias por tus comentarios, siempre es bueno ver mi relato desde otro prisma. ¡Saludos!

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  2. Esos sí que son vegetarianos auténticos, y no lo de hoy en día.

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    1. Auténticos en el vegetarianismo y en otras formas de vida. Gracias por comentar. ¡Saludos!

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  3. me gusta el haberte hallado aqui estoy y me quedo

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