Bajo la cama, una bola de polvo y pelo anunciaba la posible ocupación del espacio en un tiempo pasado de un exquisito cadáver. Cada habitación contaba con su particular colección de posibles «fiambres». Y, es que, a pesar del lujo de aquel recinto, la humanidad que lo habita, junto con un hedonismo recalcitrante, configuran un panorama parabólico: «Polvo eres y en polvo te has de convertir». Pensaba que todo marchaba a pedir de boca cuando un desconocido con aire preocupado le visitó, preguntándole si era la persona que hasta hacía poco había ocupado el local número 38, de la calle Esperanza… Sí, contestó; aunque hubiera preferido no hacerlo. De haber elegido otro lugar donde posar mi osamenta, quizá, hoy, seguiría vivo, —Añadió. Las elecciones hechas así, al tuntún, tienen consecuencias irreversibles. Al otro lado de las ilusiones hay pájaros muertos. Hay días en los que parece que la providencia se va de juerga con la Parrala. Y, como en su día, Cristo, comentó a su psico
Siempre son los niños lo más importante. Son el relevo de lo viejo y tendríamos que enseñarles a no cometer nuestros errores, cosa que no se hace.
ResponderEliminarPero ellos son muy inteligentes y aprenden a no imitarnos. (Eso creo). ¡Saludos!
EliminarLos niños son inteligentes hasta que el tiempo los malogra haciéndolos adultos.
ResponderEliminarEse es el gran hándicap. ¿Quizá una vacuna que evite acumular años? Gracias, Rodolfo por tus comentarios. Un abrazo.
Eliminar