EL VIAJE DE CASTO

Su sueño durante años fue alcanzar subirse a ese tren. Los sueños son como advenimientos que habitan el subconsciente al que tantas veces ignoramos hasta que llega el día en que se presenta de forma no tan inesperada como creíamos que pudiera llegar a ser. La noche anterior Casto se revolvía en su cama, tiraba de las mantas, retorcía las sábanas inquieto, sin poder conciliar el sueño, solo de vez en cuando caía en un duermevela del que salía empapado en sudor. Entre sueños incapaz ya de distinguir realidad de ensoñación abrió los ojos hinchados y rojos por el efecto insomne; posó una mano en la pared tratando de no dar con su esqueleto contra el suelo, se dirigió a la cocina, prendió la luz, agarró un jarro de agua que vertió sobre su cabeza tratando de despejar esta. Ni por esas. El sueño del tren le tenía agarrado por las meninges amenazando con hacer saltar la duramadre mientras el sistema parasimpático se peleaba con el simpático ganando este último por gole...