LLUVIA DE RANAS


Se subió los calcetines que como siempre llevaba a ras de tobillo, preguntándose el porqué de ese inconveniente y otros tantos aplicados a aquella tonta prenda que no sabía mantenerse quieta en el lugar que le correspondía…eso, o que quizá sus revolucionarias piernas no admitían servidumbre alguna y buscaban la libertad a toda costa; vagabundeando siempre como andaba a la vera del río, entre matorrales, buscando ranas o lo que surgiera al paso…

Le llevaba a Joaquín el dueño de la taberna un fardel con la caza del día. Según el humor del cantinero la recompensa daba para comer un par de días o tres. Al llegar a casa y entregar los maravedíes a su madre, a esta, le salía por los ojos un hálito de purita vida…y, es que, el hambre apaga las ganas y las pupilas…





Cuando las ranas escaseaban, a la par disminuía el condumio casero y la madre de Lito le ponía una lamparilla a la virgen de los remedios para que lloviera y las de los mocos verdes, salieran a cantar por la vereda, mansas, dejando que Lito las amochiguara en el fardel.






Tanto rezo, tanta lamparilla, tanto gasto en aceite para iluminar a la santa, terminaron por hacer efecto y la noche de un mes de un año que no viene a cuento se desataron los cielos y los infiernos en un tronante ladrido que recorrió laderas y montes, dejando tras de sí un mar infinito al que no pudo parar dique alguno, fabricado a toda prisa y de aquella manera…






El pueblo quedó rebautizado con el nombre de «LAS RANAS», pero, claro era que, por cuestión de la materia, Lito, ya no pudo salir a cazar…esto es lo que viene siendo o bien un tiro por la culata o un gol en propia portería…







Si rezas, si es que eres muy pío, no olvides ponerle una posdata a la oración, algo así como:

—«Virgencita, si consigues hacer llover para que surjan ranas, hazlo con la medida de que después pueda salir a cazarlas, o en su defecto, añade el milagro de una canoa» …

¿De qué me sirve ahora tanta rana suelta si no hay forma de desaguar los campos para salir a la caza?





Hasta para rezar hay que tener a mano un paraguas…o una canoa...




















 

Comentarios

  1. Así se construye una leyenda. Bravo, Consuelo. Me ha gustado mucho.
    Un abrazo

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    1. Estimula leer comentarios así; ayudan a no tirar la toalla y a seguir juntando letras. Muchas gracias, Krapp. Abrazos de vuelta y media.

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