CICATRICES: LA CASA CUBIERTA DE OLVIDO
La casa a medio caer por completo, con sus muros agrietados cual cicatrices que el tiempo y el olvido han escrito sobre ellos. La casa llena de ruidos silenciosos, de llanto, quizá también de risas, ahora, se resquebraja, y, en cada latido emite un zumbido con sabor a llanto y derrota. La casa deshabitada, ocupada en el presente por los fantasmas de la época en la que dio cobijo a una ecléctica prole que creía en la inmortalidad. Pero la noche, derrotada al alba, saca a la luz la levedad circundante. Las paredes lloran sus horas perdidas en aquella casa que el olvido tapa con sus malditas garras para acallar los gritos que surgen de cada grieta y, se elevan sin esfuerzo al raso que es ahora el dueño y señor de techo transparente. Los fantasmas heridos de olvido claman por entre las brechas abiertas cual llagas que impone el señor del Tiempo; se escapan a mirar por las rendijas cubiertas de musgo. El olvido deja a su paso todas las cicatrices que en el transcurrir del calendario par
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