LA REVOLUCIÓN DEL MOHAIR
Desconozco si está
documentado, pero cuesta creer que los «reales»
utilizaran el jersey, prenda destinada a trabajadores y como consecuencia sin
atractivo alguno para tan selecta tribu. Quizá en esa cosa del ocultamiento
–ahí seguro que eran más diestros- la llevaran oculta bajo sus ropajes, ejemplo
que avala esta teoría son las medias de lana que llevaba María de Escocia para
la ceremonia donde perdió la cabeza y con ello, claro está, el ser y el estar.
He pedido a propios y extraños
a lo largo y cada vez más ancho recorrido de mi vida que si de verdad en algo
estiman mi amistad, jamás, digo ¡JAMÁS! con mayúsculas, tengan a bien hacerme a
través de prebenda alguna, obsequiarme (ellos lo llamarían favorquetehacemosparaquenopasesfrío), con esta aberración, que no
tengo ropajes reales bajo los que ocultar este horror, que cuando veo a un
valiente con la prenda incrustada, los sudores los sufro yo. Tanto da si es de pura merina virgen, de angora o de plexiglás…Es un invento de lesa humanidad junto con la bomba
atómica y otros males que no voy a relatar aquí.
Hacia finales del siglo XIX
empezó a popularizarse su uso dentro del ámbito deportivo, pasando entonces a
llamarse suéter (derivador de sweater– en
inglés – que significa el que suda).
Háganse un gran favor himself y por propio amor de uno mismo
¡NO SE PONGAN NUNCA UN JERSEY! (Es un bloqueador antilibido).
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