PUERTAS: LOS ALMARIOS CERRADOS
Caminos recorridos en busca
del cerrajero mágico que aliviara con su maestría ese rincón y lo dejara
cerrado para siempre.
Un almario abierto al mundo
hasta el día en que no pudo recibir más inquilinos; un almario generoso, pero
tacaño para sí; un almario siempre acogedor se transformó en la antesala del
desafecto, cubierto por la capa de hielo bajo la cual yacía un sentir pretérito
y ahogado ya, sin pugna por salir.
A las puertas blindadas del
almario se acercaron a llamar, pero el frío que se había apoderado del
inconmovible almario no escuchó más llamada que la de un corazón sin alma, el
suyo, transformado por la gracia del uso y abuso en él causados por seres
carentes de generosidad.
El alma no tiene corazón…
Y eso que dicen que quien da recibe. Pero algunos dan hasta quedarse vacíos y vacíos se quedan.
ResponderEliminarQuién mucho da a lo que se arriesga es a perderlo todo; por suerte se queda con la mejor parte: la dignidad. Gracias David por tus comentarios, siempre certeros. Saludos!
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