RENACER

Subtítulo:

«DEL MOSQUITO COJONERO Y OTRAS VIDAS QUE RECORDAR NO QUIERO».

 

Queridos reyes magos de oriente, occidente o del polo norte, que yo no soy exquisita a la hora de elegir, conque hagáis vuestra magia, a mí, me vale. Al final de la carta encontraréis varios adjuntos que he estimado imprescindibles para dejar constancia de que lo que expongo es verdad y no excusas para obtener mis deseos.

Lista de archivos adjuntos:

—Certificado de penales. (Libre soy de toda culpa).

—Certificado de buena conducta. Este, redactado por mí misma, porque quién mejor que yo para saber cómo me he comportado y me comportaré por los siglos de los siglos.

—Certificado de estado físico y psicológico. En el que podréis comprobar que aquí también estoy libre de pecado, vamos, que de momento gozo de buena salud.

Iba a adjuntar uno que reza sobre mi buen talante a la par que simpatía, pero este, redactado por amigas he convenido que no era demasiado conveniente. Las amigas siempre mienten, si te quieren: más.

Al turrón:

Mi mayor deseo, —el mayor, detrás de ese hay unos cuantos menores—, es librarme de un molesto mosquito que me tiene loca de día de noche y al amanecer. Ya sé, ya sé…me diréis que compre un insecticida ¡Los he probado todos! Y a pesar que en el momento que le insuflo la descarga parece quedar inmovilizado para los restos, con cada amanecer, ¡Ahí está! ¡Ha vuelto a renacer el muy cabrón! Yo no sé qué más puedo hacer porque sabido es, que matar moscas a cañonazos no es tampoco efectivo por lo que vengo a pediros, rogaros, suplicaros que vosotros aplicando vuestra magia lo hagáis desaparecer. Con la última picadura recibida me he soñado noche tras noche durante meses en mi cama de Flores de Ávila. Tengo quince años y en mi sueño aparece un príncipe azul que viene al rescate —no sé si del mosquito o mío, ya se sabe que en los sueños todo es confuso—, escucho entre brumas la voz de mi madre, llamándome sonriente. Cuando despierto percibo el aleteo del puto mosquito otra vez detrás de mí y quiero huir, pero alguien me ha atado a la cama…

 




¡Libradme de esta pesadilla!





En mi hangar estoy construyendo una nave espacial-especial. Especialmente diseñada para viajar a Venus. Es mi plan ‘B’ por si esta carta fracasa, pues hay quien duda de vuestra ficticia existencia.

Yo por si las moscas os escribo. Que decida el destino.

—¡Pípípípípípí! ...—Suena el timbre del portero automático.

—¡La madre que parió al pato verde! ¡¿Pero quién coño es capaz de llamar así?!

—¿Quién es?

—El cartero real. Vengo a recoger su misiva.

—Claro, claro, claro…y yo soy Beyoncé, si quieres te bailo algo, ¡No te jode!…

—Usted sabrá lo que hace. Si su carta no llega, a mí no me eche después la culpa. Mi trabajo lo he cumplido.

—¡Sube!

El emisario cruza el umbral. Las cosas a veces suceden sin que se ejerza o pueda imponerse control sobre ellas. A los nueve meses una cabecita de nariz respingona y boquita de fresa asoma por entre algodones y desde su cama lanza mágicas sonrisas hacia los ojos que se posan en ella.

Se instalaron en Venus donde reina la paz hasta y por el momento. Ese era el renacimiento deseado por largo tiempo: Otro planeta. Otra vida.

Del mosquito nunca más se supo. De los reyes mágicos: tampoco.






















 


Comentarios

  1. ¡Ja, ja, ja! De principio a fin, jocoso, dicharachero. ingenioso... Si es que el título solo da para una carcajada de empezar y no terminar. Yo, al menos, me he reído un montón leyéndote. Eres un genio, ¡qué digo un genio!, el de la lámpara maravillosa se queda corto a tu lado.
    Un abrazo, Consuelo!

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    Respuestas
    1. La verdad que cuando una escribe así a lo loco y sin freno no es consciente de que la puede liar parda. Digo todo esto porque en el grupo editorial donde escribo todas las semanas se han «descojonaó» vivos leyendo esto. Al final terminaré por pensar que en ocasiones sé juntar letras. Muchas gracias, de verdad María Pilar, es un honor recibir comentarios así. Te mando un abrazo de vuelta. (O de vuelta y media).

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