LA CENA. Un relato de LOLA DÍAZ CUESTA

Hace tanto tiempo que no traigo a ningún invitado a cenar en casa…

Me he tomado todo el día para disponerlo. He hecho la cena eligiendo aquellas cosas que sé que le gustan. La he hecho despacio, con amor, tomándome todo el tiempo necesario y más.

El vestido que ha de lucir la mesa, el mantel, esta vez será individual; dos bandejas, una a cada lado del comedor; he elegido dos colores, rojo y verde, dadas las fechas, uno sobresaldrá del otro para hacer de este modo un grupo de colores apropiados, igual que las servilletas, de algodón y, también, haciendo destacar los dos colores debajo de los cubiertos.  La vajilla es blanca, siempre la prefiero blanca, se adapta a todas las oportunidades.

Las copas cuidadas, son el instrumento que le dará sonido al vino. El fuste ha de ser fino, el cáliz amplio para que al contacto con el oxígeno exprese su potencial aromático; la boca un poco más estrecha para que todos sus aromas se dirijan a la nariz. El blanco Gewurztraminner es su preferido, está refrescándose en el frigorífico hace horas, seguro que será de su gusto.

Ya está todo dispuesto para que no tenga que pasar en la cocina más tiempo del necesario para servir cada plato, así disfrutaremos de cada minuto juntos.

La iluminación adecuada a la fecha y la música tenue, casi imperceptible.

Ahora dispongo mi ropa sobre la cama antes de entrar en la ducha: ropa interior sencilla, zapatos cómodos pero elegantes, medias negras, el pantalón que he elegido así lo requiere. Una blusa discreta a la par que elegante, pendientes que estilicen mi cuello que ya no es largo y fino…

Elijo algunas joyas discretas que distraigan la atención de mis dedos y mis muñecas que empiezan a deformarse, la edad…

La calma con la que dispongo todo, dista mucho de mis años más jóvenes: la inquietud, la excesiva preocupación por agradar; no es que no quiera agradar a mi compañero de cena, es que no es necesario, sé que me quiere y le agrado.

Después de la ducha me visto sin prisas, haciendo cada cosa con la precisión exacta, tranquila, todo va a estar bien. Ya no hay dudas sobre la elección adecuada de mi atuendo, ni del perfume, ya no hay nervios al maquillarme.

El rímel que se corre, la raya salió torcida, se cayó la tuerca del pendiente, ¡cualquiera lo encuentra con las prisas! Habrá que buscar otros. Una carrera en la media ¡Horror! Está a punto de llegar.

He sacado tantas cosas del armario que me llevará unas horas volverlo todo a su sitio. Con las prisas estoy sudando, menudo contratiempo, cuando llegue notará que estoy nerviosa ¿Estará el vino a su gusto? ¡Cielos olvidé un cubierto! Las prisas, la emoción de la primera cena en mi casa…

Preocupaciones las más de las veces inmerecidas. Muchas veces salió mal.

Suena el ascensor, suena el timbre y a continuación la llave entra en la cerradura, se abre la puerta, y se abren los cielos:

—¡Hola mami! ¡Feliz noche!

 Ummm… huele a ese plato que tanto me gusta. Gracias mamá. Por cierto, estás muy guapa, lástima que no pueda darte un abrazo, ya sabes, el trabajo con mucha gente, el virus… nos abrazaremos por mucho rato cuando esto pase.




Antes de irse nos abrazamos. Hacía exactamente un año del último abrazo.




*Hoy escribe en el blog: https://mujeresdevueltaymedia.blogspot.com/ Lola Díaz Cuesta. Un relato intimista que habla no solo de amor, sino de cómo el tiempo va conjugando la prisa y desechando lo inútil de ciertos actos que nos acompañaron en nuestra juventud, tales como puedan ser esas preocupaciones del todo superfluas que nos amargaron algunos momentos al darles la importancia que no tenían. Desde aquí, mi agradecimiento profundo a Lola por su generosidad al compartir este regalo maravilloso. Que os guste tanto como a mí. 

Comentarios

  1. Un maravilloso relato de Lola Díaz Cuesta que nos lleva por los derroteros de la pasión más inconmensurable que existe, no revelada hasta el final del mismo. Gracias, Lola.

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  2. Lola, qué artista!!! Está claro que el amor más puro es el amor de madre. ¡Cuántas veces lo habremos comentado nuestra amiga común y yo!!! Buen estreno como escritora, Lola

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