UNA INCIERTA PRIMAVERA
Pájaros con alas de plomo.
De sus coloridas plumas solo
queda el gris de montañas de cenizas posadas sobre ellas.
Vuelan silbando al viento
negro que tiñe las flores de otras primaveras.
Pájaros negros protestan afónicos
sobre un mar de nieve.
El viento pasa resonando sobre
un lecho de primavera muerta.
La tierra alfombrada de flores
negras.
Ríos inundados de cenizas
rojas.
Silencio de niños que el
viento arrastró en perverso juego.
Alfombra de flores muertas sobre
la vida oculta de una tierra a la que el horror cambió su pulso.
Miseria pobladora de lo que un día fue y ya no será.
Primavera plomiza, gris ceniza, ceniza, muerte,
destrucción y vida aplazada.
Otra primavera espera a la vuelta de las tumbas, de las marcas de huellas elefantiásicas de los carros de acero.
Primavera muerta, primavera sin sol sin esperanza de gloria.
Un niño juega al lado de los
carros de fuego que vomitan llamas y frenan para siempre su recreo.
Nueva coyuntura que paralizará
cualquier diversión.
El niño rompe sus juguetes sin
arrepentimiento, nadie podrá ya entretenerse con ellos.
La primavera quedó aplazada
como lo hacen los sueños imposibles, los amores imposibles, la imposible paz en
un ahora ensangrentado.
Hay en la locura un punto de
clarividencia que en la cordura está ausente. Es el mundo de los solipsistas
cuerdos.
Excelente 👏👏
ResponderEliminarMuchas gracias. Un saludo.
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