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ROCK AND ROLL...Y MÁS

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Cuando te asaltan las dudas siempre hay una canción que viene a clarificar ese estado al que no sabes poner forma. Momentos que te transportan a un mundo irreal —en nada lo es para ti— pero, sigues empeñada en creer en los fantasmas. ¡Qué buena la música! creo que de todas las artes es la imprescindible; se puede disfrutar, gozar admirando un cuadro, un libro, una obra de teatro…pero sin música la vida carecería de sentido…te lleva directamente en vuelo…a otros mundos…otros estados, anhelados, lejanos…¡cercanos! A través de ella alcanzas, tocas aquello inmaterial, pero, tan real que vive en ti. Hay letras que piensas «esto ya lo pensé yo, pero que bueno que alguien lo haya puesto en activo. «Días de gloria» del Boss … Bosé…Sabina... con letras para pensar que, en el momento de escribirlas, te hubieran conocido… ¡La Turner! ¡Me eleva hasta el infinito!...y, bailando con la vida que a veces se pone de back, todo cobra sentido —al menos por momentos— a través de la música…

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE ESCARLATA

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Scarlett no es la típica heroína de buen corazón y amada por todos, muy al contrario, es vanidosa, caprichosa y manipuladora. Consciente de sus encantos le encanta coquetear con los hombres. Si algo caracteriza a este personaje es la perseverancia y empeño que pone para conseguir lo que quiere, cosa que demostrará muchas veces a lo largo de su historia. Esta capacidad de lucha le ayudará a sobrevivir en tiempos de guerra, pero también le acarreará muchos problemas entre la tradicional sociedad estadounidense que no ve con buenos ojos que una mujer sea tan desenvuelta e independiente. Se encaprichará de Ashley Wilkes porque es el único hombre que no puede conseguir: él se casa con su prima Melany —muy parecida a él en gustos y aficiones— y aunque siente algo por Scarlett jamás traicionará a su esposa. Junto con Rhett Butler , el descarado y pícaro pretendiente de Scarlett , se formará un peculiar triángulo amoroso. Poco dada a los convencionalismos sociales, ella, hace es

UNA DE ROMANOS

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Había en ese amanecer de escarcha, un frío sordo y lacónico; dejaba en cada huella imprecisa, su marca, de lo que en la noche fue. Andaba sin rumbo, por un territorio desconocido entre guerreros desuniformados; sombras de una geografía desconocida, paisajes ignorados de la imaginación. Batallas sin guerrear en medio de una paz fingida, pagada a base de desencanto y deslealtad de ejércitos desertores. Gladiador sin espada, ni método; solo la paz… eso buscaba a través de campos de batalla, florecientes en otros tiempos. Viento del este, viento del oeste… en medio de un anacronismo que había dejado su impronta en una vía sin retorno. En medio de la nada encontró su paz…y, en la octava noche de aquel día sin término, despertó a la realidad de lo que había sido un sueño sin fin; el juglar entonó la canción que él había inventado y, al oírla, resonó como una tormenta extraviada que había permanecido en el olvido pero que resurgió con toda la fuerza de un huracán, arrancando hasta la ra

ESPERANZA

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Ha pasado casi un siglo de la muerte de Saturnino Calleja y aún el nombre de la editorial que fundó resuena en el dicho popular «tener más cuento que Calleja». Los niños pobres de España no habían leído cuentos hasta que los publicó este editor. Los cuentos que relatamos, que contamos para seguir engañándonos en un mar de imposibles, mucho más alucinante que todo lo recogido en los cuentos de calleja… Había una vez una calleja de nombre Esperanza, que por esas cosas del destino ha quedado borrada del mapa en el que un día estuvo ubicada; pero eso es otro cuento.  Desde esa callejuela que a lo largo de décadas vio pasar personajes y vidas desesperanzadas -mala elección del nombre-, inconcordancia con los habitantes de la misma. Testigo de vidas truncadas que, quisieron transformar una realidad indivisoria, porqué por más empeño que se ponga en ello, hay vidas de un solo carril que no permiten elección. Han pasado los años y dejado un reguero de baj

MIL PÁJAROS

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Esa especie de inercia que nos envuelve a veces quizá no sea más que un mecanismo creado por nuestra condición para la sobrevivencia. Un estado semi-inconsciente, que circunda nuestros sueños a fin de amortiguar una naturaleza de alerta-resorte para evitar caer peligrosamente en otras circunstancias. Un duermevela acomodado al momento que atesoramos, como esos niños que no quieren o no quisieran despertar a la realidad. Días como noches y viceversa, en las que todo se confunde o queda demasiado nítido, tanto, que nos negamos a tomar conciencia. Mil caminos andados y otros tantos desandados, a la deriva, sin rumbo, sin brújula que nos oriente…y en medio…la nada. Vacío sobre deshabitado…difíciles binomios para quien no aprendió a manejar las ciencias, y, las letras le pueden, en un mar de conjugaciones imposibles. Somos una pizca impalpable en un universo que no nos ve, irradiamos una luz invisible y opaca, soñamos…soñamos con ser descubiertos, con alcanzar la luz de una nueva ga

CAJÓN DE SASTRE

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En los albores de un nuevo año parece que entra como una especie de urgencia a la hora de hacer recuento de trescientos días que han pasado —para bien o para mal— dejando un poso de difícil calificación. Instalada en un realismo mágico del que comienzo a tomar conciencia y que empiezo a sospechar me conviene huir para no caer en pesimismos inductores de estados poco convenientes, prefiero creer que dos mil dieciséis en lugar de un año pésimo, ha sido un año puente de aprendizaje, intentando —no sé si conseguido— que todo ese bagaje adquirido sirva para enmendar errores o como poco para no cometer los mismos. Lo peor de todo son los propósitos de enmienda, terminan por quedar acomodados al final de un cajón del que no consiguen salir ni a gritos, siempre a vueltas con los desapegos que se anclan y no encuentran otra forma de vida que no sea quedarse en mi existencia. Nada permanece, todo es mutable por más que cueste admitirlo en según qué circunstancias. El desapego

MIRADAS

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Había en el color de sus ojos algo que iba más allá del cromatismo. Su mirada, ocultaba secretos que pugnaban entre la conveniencia o no de salir y mostrarse. Una profunda tristeza, amortiguada por la sonrisa con la que intentaba suavizar el dolor escondido bajo llave, ese que no puede ser compartido, porque, al fin, se está solo en un mundo donde la individualidad se reconoce como fortaleza. Con el tiempo aprendería que la paz la proporciona la apertura de escotillas; hay tormentas a las cuales se debe dejar crecer y dar salida antes de que se conviertan en inundación. Un mar plagado de desdichas trae tras de sí un sol que seca y renueva; nada permanece inamovible, todo se transforma. Los espejos engañosos, transmiten imágenes distorsionadas según el espíritu observador. Desde una laxitud que incomoda y paraliza se abren caminos, enardeciendo sendas por las que no se debe volver a pisar. Lo que trata de ocultar la sonrisa, queda desvelado a través

LA ESCLAVITUD DE LAS TRADICIONES

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La esclavitud de las tradiciones. Esta es mi definición para unas fiestas absolutamente paganas, disfrazadas de religiosidad fingida, en las que todos intentan aparentar el don de la benevolencia, tan olvidado cuando recogen y empaquetan los adornos navideños. ¡Cuánto deseo de felicidad, cuanta condescendencia! Personas que no se hablan, que no se recuerdan a lo largo del año. Es navidad: vamos a aparentar ser aquello que ni por asomo forma parte de nuestra idiosincrasia; juguemos a que todo está bien, a que no pasa nada por debajo de la neblina que producen tantas luces destellantes. Buscando información, la conclusión a la que llego es, que sea cual sea el punto del planeta, allí donde los cristianos son minoría, esta fiesta es puramente comercial y, excusa para que parientes y amigos —olvidados a lo largo del resto del año— se reúnan con no se sabe qué fin, a no ser el atiborramiento y despilfarro de comida y artificios varios. El festín cristiano tiene sus orígenes en tiem

SER, ESTAR, PARECER…

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Aunque los anglosajones usan ser y estar en la misma forma, no ocurre ni es parecido en castellano. Ser se utiliza para describir las características de una persona o de una cosa. Estar se aplica para hablar de una ubicación o estado anímico. Parecer : tener determinada apariencia o aspecto. Esta introducción, aunque sabida, conviene para ir anotando las diferencias verbales existentes que tanto despiste genera. Hay ocasiones en que la mezcla de los tres verbos suscita una gran confusión. Tendemos a quedarnos en la imagen del ser , sin analizar el parecer , y terminamos colocando en el estar , aquello que es pura apariencia. Si teníamos poco en nuestro día a día, llegan las redes sociales para implementar un sistema arbitrario de imposible conjugación, donde el ser deja de lado sus características para pasar a una fase de pérdida de ubicación total, con el propósito de proyectar una imagen que, en ocasiones, poco o nada tienen en común con lo enfocado.

HADAS, HADOS Y DESHADADOS

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Ella no pertenecía al mundo real. Un ser especial creando su propia realidad. Se alimentaba de ella; era lo único que hacía soportable su existencia, lejos de todo pragmatismo, ella, era pura ilusión, ensueño, ensimismamiento. Incapaz para la norma y todo concepto impuesto, aterrizaba el tiempo imprescindible para lustrar sus alas y continuar el vuelo. Tomada por loca como todo lo que no se entiende o asusta por desconocimiento de la materia o por deslumbramiento de una personalidad poco común. Ni su brillo ni sus ideas, comportamiento, eran o contaban con la aceptación de un mundo para el que no estaba hecha. Hubo un tiempo en el cual ese rechazo convocó mares de lágrimas. Necesitó tiempo y aprendizaje para desterrar prejuicios con los que había sido encadenada. Aprendió, asumió sus diferencias, esas que la llevaron a un estadio apartado de todo aquello que trató en vano de envenenar su existencia. Convencida de que hay parcelas que se labran solas, a través de las fuer

CASI UN CUENTO

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Improbable verdad es la mentira sobre historias contadas por renombrados cuentistas con la intención quizá de que, a través de la controversia creada por sus relatos, alcance la creación de fábula bullanguera. Sumidos en la melancolía que se apodera de nosotros en momentos inoportunos para salvarnos de otros males mayores —o menores—, cuándo lo que viene a importunar carece de la más mínima importancia; es ahí donde nos dejamos llevar por un viento cargado de falacias que invita a seguir en la zona de confort. Como recurso queda escribir sobre ello para soltar la rabia y no salir corriendo. Es tal la apatía que crean ciertas circunstancias, unidas a la sensación de pérdida de tiempo y energía que, a duras penas conservamos el control en tales situaciones. Convendría lanzar un grito a esa audiencia ensimismada, no se sabe a ciencia cierta porqué razón, cual es la razón que les impulsa a seguir alienados a causas que ni siquiera comprenden. Mentir, mentirnos constantem

ESPEJOS

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Espejos con cornucopias que adornan la imagen reflejada… Interior coincidente con un exterior que no corresponde. Paseo de siglos donde todo cambia para seguir igual. Estrategias contagiosas, que no modifican sino el escenario, manteniendo viva la esencia como si nada se aprendiera o pudiera transformar el ser… Imágenes distorsionadas convenientemente por el observador omnisciente; conviene al observante imaginar y plasmar en la retina aquello que le es provechoso a su propósito e interés. Lejos del objetivo final que sería la revelación de la existencia. A veces el reflejo muestra un contenido distorsionado y, así transforma en zafiedad lo que solo es un miedo irrefrenable a conocer la entidad real, la verdadera, la que oculta, solo vive en territorios no explorados por el miedo a enfrentar. Detrás de los espejos se esconden duendes traviesos que juegan con nosotros a confundirnos. Se entretienen viendo nuestro estupor, traviesos ellos, hasta que deciden apiada