PRINCESAS MUY RECONOCIBLES

—PRINCESAS OLVIDADAS O DESCONOCIDAS—.

Tenía pendiente hablar sobre princesas ya que este blog está dedicado por completo a ellas.

Iremos buscando que personaje corresponde a cada una de ellas. Hoy escribiré sobre el mío.

Cuento, libro, joya con el que, en uno de mi cumpleaños me hizo soñar una de las principesas/maga que se ha atrevido a compartir la vida conmigo...

«Allá por donde pasa la princesa Tremenduskah no vuelve a crecer la hierba».

Después de empaparme del libro-joya intuí que, la princesa que me identificaba no podía ser otra que la presente.

Hay otras, emocionantes también, pero, sin llegar a edulcoradas, tienen menos agarre y, aquí la que suscribe ya sabemos quiénes la conocemos lo excesiva que es para todo: así en la risa como en el llanto.

LA PRINCESA: TREMENDUSKAH

Tiene cara de ángel, pero es un diablo.

Princesa temible.

Prefiere blandir un sable a tocar el piano, las correrías a caballo a los cotilleos.

No soporta los lloriqueos.

Corre más que nadie, escupe por el colmillo y desafía a cualquiera a batirse con ella a espada.

Herida en la batalla de Patatrás.

Ex amazona. Fue amiga del espantoso Rasputín.

AMAZONAS: princesas que odian a los príncipes. (A los azules. A los de carne y hueso: cultos, bellos y «apretaós» ...a esos, no).

Se alimentan de carne cruda (a la tártara) y practican el manejo del knut (látigo con tiras de cuero y bolitas de metal en las puntas que hacen daño. Mucho daño).

Aquí saldrá a la luz alguna que otra princesa (al tiempo).

Así, a simple vista no se las detecta, pero si indagas un poquito... ¡menudas colecciones se gastan! (de Knuts).

JINETES SIN IGUAL, duermen sobre sus caballos. Aterrorizan a todo el mundo y no temen a nadie, ni siquiera al ogro Isidoro, que ya es decir:

De las que han aprendido a dormir despiertas, para evitar que las roben sus sueños y así poder elegir que soñar: despiertas y medio catatónicas.

COCINA REAL, o cómo preparar una princesa, veinte recetas sencillas y sabrosas.

Prestigiosa colección de recetas escritas por el ogro Isidoro, galardonado tres veces con el gorro de oro y muchas estrellas en las mejores guías gastronómicas.

Especialista en platos regios,

Sólo cocina manjares selectos.

 

Sus platos más reputados son: bocaditos de reina, ensalada monarca y paté imperial. Ha publicado muchas obras, entre ellas la que explica cómo preparar una princesa, destacando la famosa princesa con guisantes.

Desde entonces, las princesas han dejado de acudir a su restaurante. Sin embargo, ser mencionada personalmente en una receta se considera un supremo homenaje, pues es signo de poseer una gran belleza, distinción muy codiciada. Pero, ojo no hay que confundirse, lo que resulta apetecible es aparecer en la receta, no en la sopera.

 ...Y, todas estas principesas, lo que realmente quieren es: el reconocimiento de su mágica presencia, sin la cual nada podría ser cocinado, de que sin su aparición la vida de la corte sería muy, muy aburrida...y más que eso: sería prescindible... ¿habrá algo peor que la indiferencia, la ignorancia y el desprecio de no hacer aprecio?...

Aquí no se corre ese peligro: la presencia está asegurada, seres que brillan con luz propia que, no necesitan cocinero que las nombre, que su empoderamiento es singular, plural y onomatopéyico...

 

¡Princesas de mi vida! ¡Al poder!
























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